Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

sábado, septiembre 24

Jean Vigo. A propósito del anarquismo


Jean Vigo (1905-1934), uno de los mayores mitos de la historia del cine, y sin duda, uno de los que más lejos llevó su espíritu libertario. Desconocido en estos lares más allá de los círculos cinéfilos, su obra se encuentra actualmente editada en DVD, y existe sobre él una importante bibliografía.
Resulta extraordinario que su excepcional prestigio se apoye sobre todo en dos películas que tuvieron una gran influencia en el desarrollo posterior del cine francés:). La conexión anarquista de Jean provenía directamente de su padre, Eugène-Bonaventure de Vigo, periodista y militante de origen catalán según unas fuentes, ítalo-francés según otros. Fue ampliamente conocido en los medios libertarios de su época con el sobrenombre de Miguel Almereyda (anagrama de "y a de la merde"), director del periódico “Le Bonnet Rouge”. Su trayectoria militante se inscribe en el capítulo que Jean Maitron describe como de “dispersión de las tendencias”, y se adscribió especialmente en la Liga Antimilitarista cuya divisa era “Pas un homme, pas un centime pour le militarisme¡”. Almereyda llegó a ser uno de los principales organizadores del Congreso antimilitarista de Amsterdam. Por sí esto no fuera suficiente –en una Francia enferma de patrioterismo como se verá más tarde, en 1914-, su nombre apareció ligado a la tentativa de atentado contra Alfonso XIII a finales de mayo de 1905, tentativa fallida que Carlo Malato atribuyó a Mateo Morral, quien al parecer, por la época frecuentó París según consta en las memorias de Pedro Vallina, Almereyda también sería de los portavoces de la corriente anarquista integrada en el partido socialista sin renunciar a sus criterios propios, lo que llevó una y otra vez a la prisión, y finalmente a un suicidio que no se creyó nadie. El biógrafo de Vigo lo sitúa en una evolución cada vez más reformista en el área de Jean Jaurés (pacifista radical que fue el primer muerto de la “Gran Guerra”), y al decir de Porton, llegó a compartir la actitud “pro-guerra” de otros anarquistas como Kropotkin y Jean Grave.  Sin embargo, a Jean lo trataron como a  “el hijo del traidor”.
  En el retrato cinematográfico que le dedicó un pretensioso Julien Temple, Vigo. Historia de una pasión (Burning Up, Francia-GB-España, 1999), el papel de Almereyda le correspondió al actor sevillano Adolfo Fernández, pero la historia se le escapa. Esta fue una evocación silenciosa ya que esta aparición tiene lugar a través de los sueños de Jean, como un “fantasma que domina su vida”, de una conexión que al parecer de Temple resulta determinante ya que este “Vivió atormentado por el asesinato de su padre. No podía olvidarlo, y su inicio en el cine responde a una inquietud política. Tan sólo en los últimos años, al realizar L´ Atalante, aceptó su pasado y se inspiró en su propio existencia para hacer una película sobre su vida”. ¿Asesinato o suicidio?, todo indica que se trató de un suicidio, eso sí inducido por una situación que acabó resultando insoportable para el veterano anarquista. En la trágica ocasión, se dice que utilizó los cordones de los zapatos que su hijo le había regalado unos días antes…
  Reconocido en el mundo del videoclips –autor favorito de los “Rolling Stone”-, Temple ha conocido una errática trayectoria como director de cine.  Su debut con Principiantes cosechó pésimas críticas, que todavía empeoraron con la siguiente: Las chicas de la tierra son fáciles. Según contará el mismo, trabajó durante años en el proyecto, y pro sus declaraciones, es evidente que se documentó profusamente. Pero la la película se olvida. La trama está centrada en la historia de “amour fou” entre Jean Vigo (James Frain), y su compañera Lydu Lozinska (Romane Bohringer), la hija de un industrial polaco, a la que conoció en el sanatorio donde ambos estaban ingresados. Ella sufría la enfermedad de Pott, o tuberculosis ósea, de manera que se trata de dos enfermos que vivirán muy poco tiempo. Fue rodada en diversas localizaciones –los Pirineos, Niza y París-, para ofrecer una idea precisa de los trayectos de los enamorados. Los actores hacen un verdadero esfuerzo, y el presupuesto fue holgado. Temple quería rendir homenaje a un cineasta que “realizó sus películas untos con sus amigos, fuera de la industria.  No quería ser famoso, sólo quería hacer cine”. Le gustaban las películas de Vigo, “sobre todo por su espíritu y lo que representa ahora, cuando existe una verdadera batalla para salvar el alma del cine. El cine independiente es hoy más importante que nunca., porque más que nunca se ha convertido en la lucha contra la venta en serie de las hamburguesas de Hollywood”. Declaraciones más o menos interesantes que no afectaron el resultado final fue una película banal que no convenció a nadie.
  La historia de Vigo es en buena parte, la de un cinéfilo empedernido. Toma parte muy activa del cineclub de Niza, lo que le procuró contacto con experimentadores cinematográficos de todo el mundo. En 1929 se compró una cámara Debrie que probaba por todas partes. Por este tiempo, invitó a Boris Kauffman (hermano de Dziga Vertov) para trabajar con él y realizaron la obra: “Sobre Niza” (À Propos de Nice -1930). En este corto mudo, Kauffman filmaba y Vigo dirigía. Con frecuencia Vigo llevaba a Kauffman a pasear en silla de ruedas con una cámara entre las piernas y tapada por una manta (la silla de ruedas pasaba desapercibida en una ciudad como Niza), calificada por él mismo como "punto de vista  documentado", en realidad se trataba de una requisitoria contra la sociedad burguesa. Así eran capaces de filmar a las personas sin que se diesen cuenta, que era lo que ambos buscaban porque eran partidarios de la teoríakino-pravda (cine-verdad), lo que le liga con el cine “bolchevique” más experimental.
  Obtiene un contrato para la realización de un cortometraje documental, Taris (1931), pero rehúsa otras proposiciones. Gracias a la amistad del actor René Lefévre, Vigo encuentra un productor “aficionado” pero comprensivo, Jacques-Louis Nounez. Puede así realizar, con presupuestos limitados, Zéro de conduit (1933), muy mal recibid9 e inmediatamente prohibida por la censura, después L’Atalante (1934), también mal acogida por la profesión. Vigo agoniza mientras los distribuidores hacen corregir su película, rebautizada como Le chaland qui passe. Tres cortos y un largometraje, bastaron a Jean Vigo para imponer una visión del mundo de una originalidad sin precedentes y construir una obra rica y cargada con el peso de una vida que se hace. Por primera vez, con Vigo, el cine se eleva a la altura de las otras artes. “Era un cineasta nato”, según Ehhie Faure. Entendamos: un creador que no dominaba su vida y que no podía encontrar su lugar exacto en el mundo más que mediante el cine.
  Sus procedimientos se apartan del surrealismo, sus automatismos funcionan para retener únicamente sus más altas miras: la conquista de la surrealidad (“Es verdad que el más allá, todo el más allá está en esta vida?”), la fusión de la realidad y el sueño (“Ese punto del espíritu donde lo real y lo imaginario dejan de ser percibidos contradictoriamente”), la superación de la muerte “(Vivir y dejar de vivir son soluciones imaginarias”), la insurrección permanente contra la sociedad burguesa, la unión inseparable de la idea de amor con la idea de revolución, el amor loco (“La gran promesa que subsiste después de haber sido mantenida”, escribió André Breton), se podría afirmar, sin grandes riesgos, que Vigo es no solamente el primero, sino el más auténtico director surrealista. A propos de Nice (1930), “punto de vista documentado”, “cine de compromiso”, proviene del “cine-ojo” vertoviano. En este mismo estilo, Vigo continúa, entre el júbilo y el sarcasmo, un documentalismo social “para abrirnos los ojos”. Zéro de conduite (1933) fusiona el frescor subjetivo de la mirada de la infancia con las explosiones fantásticas o líricas, del panfleto. Señalemos también que Porton la sitúa en el centro de su trabajo sobre la pedagogía anarquista y el cine. Está finalmente, L’Atalante (1934), esta película sin igual, hace que el sueño y el deseo se abran a la vida real, en un mundo irreductiblemente concreto, carnal, sensual, sin que sea posible encontrar un solo punto de separación. Además, la presencia de Michel simon liga la película con el mejor cine de Renoir y de Carné. En 1933, Vigo inició un proyecto para rodar un largometraje sobre el anarquista Eugene Dieudonné que acababa de editar sus apasionantes memorias. El filme tendría que haberse llamado Evadé du bagre, pero no pudo ser.
  Truffaut, que homenajeó a Vigo en su primera y mejor obra, Los 400 golpes –en la que no poca gente encuentra registros anarquistas- , escribió en Las películas de mi vida: “Pasando revista al cine francés de los inicios del sonoro, se da no cuenta de que entre 1930 y 1940 Jean Vigo esta prácticamente sólo sin más compañía que la de Jean Renoir, el humanista, y Abel Gance, el visionario, aunque la importancia de Marcel Panol y de Sacha Guitry ha sido infravalorada por los historiadores del cine. Evidentemente, Vigo está más cerca de Renoir, aunque lo supera en crudeza y también en pasión por la imagen” anotemos que, aparte de diversos documentales franceses, tenemos un film colectivo  sobre Jean Vigo, Á propos de Nice, la suite (Francia,  1995) en el que tomaron parte, cineastas como Raoul Ruiz, Costa-Gravas, Catherine Breillat, Abbas Kierostami, o el portugués Manoel de Oliveiras que entrevista a Luce, la hija de Vigo que dirá: “Me gustaría decir algo que siempre me ha preocupado. Encuentro injusto haber sido objeto de prejuicios favorables por ser la hija de Jean Vigo, mientras que Vigo fue objeto de prejuicios desfavorables porque era el hijo de Almereyda, un anarquista muerto en prisión”. Y finalmente: añadamos que el apartado dedicado a Vigo es uno de los más brillantes en el libro de Richard Porton sobre el cine y el anarquismo editado en Gedisa (Barcelona, 2001). Actualmente, el conjunto de su obra es perfectamente asequible en DVD, y deberían ser pasto de buenos cine-forum.

Extraído de kaosenlared.net

domingo, septiembre 18

Contra el mundo desarrollado y su "nueva cultura urbana"


Durante el pasado año se celebraron en Cataluña y Extremadura varios encuentros enmarcados en la crítica “antiindustrial” o “antidesarrollista” que vinieron a sumarse a la ya veterana Acampada contra el Tren de Alta Velocidad del País Vasco. Hablo en concreto del Ciclo de pensamiento y lucha antiindustrial (enero-junio 2010, Can Masdeu, Barcelona), la Acampada de resistencias: encuentro antiindustrial en defensa del territorio (6-12 de julio, Fellines, Gerona) y las Jornadas en defensa de la tierra (20-22 de agosto, La Barajunda, Hervás-Cáceres).


La crítica (el NO) antidesarrollista

Tales actividades ponen de relieve el creciente interés de una parte de quienes, frecuentemos o no los “movimientos sociales”, vemos nuestra vida y nuestro mañana asediado por la especulación inmobiliaria, la depredación turística y la construcción de grandes proyectos, ya sean energéticos, de almacenaje, de incineración o de infraestructuras, por las así llamadas luchas en defensa del territorio. Luchas levantadas contra el avance del ladrillo, el hormigón, la economía y la destrucción del medio ambiente. Claro que la oposición al modelo centrífugo de conurbaciones y suburbios inaugurado tras la II Guerra Mundial en los EE.UU. y extrapolado luego a todo el globo, no debiera concebirse separada de la crítica al mito liberal de “progreso ilimitado”, a la modernización económica y cultural iniciada en la Europa del s. XVIII, a la nueva Iglesia universal (en el sentido de ligazón o grillete entre los seres humanos) que es la ciencia aplicada, a la ilusión de neutralidad de la técnica, a la ficción liberadora de la tecnología, al desastre ecológico y humano ya en marcha (sino consumado) y demás causas y efectos de la industrialización frenética. Más claro: si denunciamos las nocividades que asolan este mundo, de forma íntegra, hemos de oponernos también, desde la raíz, al entramado técnico, productivo, urbano, económico, cultural e ideológico que las genera; lo uno no se puede entender sin lo otro.
Quizá lo más importante a destacar aquí de dicha perspectiva es que no viene a inaugurar otro frente de lucha específico: no al fascismo, no al racismo, no al patriarcado, no a la cárcel, no a la contaminación, etc.; cuestiones que por supuesto se condenan y, la precedan o no, son parte inseparable de la relación social capitalista. Tampoco es una nueva pose, discurso sectorial o ideología nacida del Mayo del 68 o la derrota del viejo movimiento obrero a finales de los 70, sino que se trata, más bien, de la critica radical de siempre pero teniendo en cuenta los dispositivos de dominación de hoy, que, desde luego, no son exactamente los de la época de Bakunin o Marx: el esclavo del trabajo de ayer lo es hoy en especial del consumo, de la hipoteca, del coche, del recibo de la luz, de las “redes sociales” de internautas, del psiquiatra, del cajero automático, del centro comercial... En la llamada “sociedad de consumo” (“de masas”) no se producen tanto objetos como mercancías, manufacturas en los que el valor de cambio prevalece sobre el valor de uso, en los que la “necesidad” es un producto del producto, es decir, en el mercado de bienes y servicios la de- manda es una obra de la propia oferta capitalista. No se producen mercancías para satisfacer necesidades, sino que se crean necesidades que demandarán una determinada producción de mercancías, o, expresado de una forma mucho más intuitiva: “las mercancías tienen sed, y nosotros con ellas” (G. Anders, La obsolescencia del hombre, 1956).
Más lejos de las etiquetas que utilicemos para designar a esta crítica activa o resistencia, para entendernos, se trata de un anticapitalismo libertario actualizado. Es, por lo tanto, antieconómica y antiestatista, pues capital y Estado -inversión privada e inversión pública- son cada vez más la misma cosa, además de antiburocrática y antipolítica, en el sentido de que se posiciona sin vacilaciones contra el parlamentarismo, contra la política de partidos*, a favor de la autoorganización de los/las de abajo. Surge del conflicto en sentido histórico y permanece en él, sin dejar de cuestionarse nunca dónde estamos. Emerge de las resistencias, no para abordar problemáticas sociales de forma aislada y entronizar a expertos/as académicos/as dentro de ellas (como es el caso de Serge Latouche en el seno del decrecentismo francés, o el de Carlos Taibo y Arcadi Oliveras en el del Estado español), sino para alcanzar conclusiones generales sobre el marco de las luchas y volcarlas de nuevo a la práctica, al combate.
La oposición a la sociedad industrial (capitalista y tecnológica, fabril) o, lo que es igual, al desarrollismo (el triple movimiento de reestructuración, crecimiento y expansión metropolitana y económica a ultranza y a cualquier coste), no nace de la idealización de una edad de oro cualquiera. No anhela volver a otro tiempo: ni al Paleolítico superior, ni a la alta Edad Media, ni al más cercano del Estado del bienestar, ni tampoco se ofusca en establecer si un/a campesino/a del s. V disfrutaba de mayor libertad efectiva que un/a proletario/a del s. XIX, o este/a aún menos que un/a trabajador/a del sector servicios, “flexible”. Lanza su mirada mucho más a la raíz y más lejos:
“denuncia todas las esperanzas de liberación tecnológica (empezando por la informática) como un deus ex machina irreal, una mistificación que contribuye a aceptar las imposiciones del sistema. Critica igualmente la idea de que la industria sea algo neutral, una simple herramienta que sólo tiene que cambiar de manos para dejar de ser un instrumento de tortura y convertirse en algo liberador.
[...] los seres humanos de nuestra época son mucho más reacios que nunca a la idea misma de emancipación. La pérdida de saberes tradicionales, que se han visto sustituidos por sucedáneos en forma de mercancías o servicios, hace que la tarea de transformar la sociedad sea mucho más difícil. [...] La multiplicación de las crisis locales y del caos a gran escala refuerza, paradójicamente, la coherencia del sistema en su conjunto, que se nutre de la confusión y de la contradicción, de las que puede sacar nuevas fuerzas para extenderse y perfeccionarse y profundizar aún más la alienación del individuo y la destrucción del medio ambiente. Los que esperan que la sociedad industrial se hunda a su alrededor corren el riesgo de tener que sufrir su propio hundimiento, porque este hundimiento, que ya está casi consumado, no es el del ‘sistema tecnicista’, sino de la conciencia humana y de las condiciones objetivas que la hacen posible.
[...] el sistema industrial está arrastrando consigo esa sensibilidad humana que podría juzgar malo lo existente. La auténtica catástrofe es ésa” (J. R. Hidalgo, “La crítica antiindustrial y su futuro”, Ekintza Zuzena no 33, enero 2006).

Luchas en defensa del territorio (contra las nocividades)

Entonces, si entendemos que “el urbanismo [o acondicionamiento del territorio] es la realización moderna de la tarea ininterrumpida que salvaguarda el poder de clase”, como Guy Debord -siguiendo a Lewis Mumford- señaló en su momento (La sociedad del espectáculo, 1967), y que dicho poder de clase es salvaguardado por la tarea ininterrumpida y exponencial -el desarrollo- de modernos aparatos técnicos y necesidades articulados industrialmente, de lo que aquí se trata, muy a grandes rasgos, es de problematizar la cuestión urbana y, con ella, la productiva y/o consumista.
Se trata de abandonar o relegar a un segundo plano los ismos y lanzar la mirada hacia nuestro entorno, el espacio en el cual se desenvuelve nuestra cotidianeidad, ya sea en la mal llamada ciudad (amasijo urbano, conurbación) o en el mal llamado campo (espacio suburbano, periférico). Reflexionemos pues, desde este territorio -preservándolo de su completa mercantilización mediante la lucha popular, la acción directa y el sabotaje, ante todo, pero también desde la elección vital-, acerca de las relaciones de dominación existentes, en especial, la relación que el entramado científico-técnico establece sobre nosotros/as, la que la sociedad industrial establece con la Naturaleza y los propios límites que ésta nos ofrece. Pensemos al margen de la lógica dominante y en su contra y abramos grietas en las que el ejercicio de la Libertad vaya ganando terreno. Refundemos el ágora, la asamblea, el espacio público: un espacio entendido no como ámbito de gestión político-administrativa (“participación”) sino como fundamento del poder colectivo (autonomía, autoorganización), un espacio en el que se haga posible desear, proyectar y experimen- tar con “los otros”, con “la gente”, un espacio en el que frente a la mercantilización y la dictadura de la imagen, frente a la privacidad y la segregación de la vida moderna, surja y se replantee la cuestión colectiva.
Se trata de revitalizar saberes agrícolas tradicionales con tal de hacer frente al desastre energético, alimentario, ambiental, financiero, etc. en el que ya estamos inmersos/as. Procuremos, en la medida de unas necesidades reales -debatidas y consensuadas entre las personas de una misma comunidad, en la plaza pública y entre iguales-, un creciente control de los procesos de elaboración de alimentos y productos artesanos. Construyamos, desde abajo y desde afuera, modos de vida que posibiliten desligarnos de la enorme dependencia energética, de movilidad, etc. a la que el capitalismo global nos emplaza. Volvamos a lo local, a una economía de subsistencia y no de acumulación, a una economía en la que se anteponga el trueque al intercambio por dinero... Se trata, en suma, de reconstruir la habitabilidad sobre el territorio y reequilibrar la actividad humana con el medio natural que la acoge, lo cual, sin duda alguna, resultará imposible si nos separamos de las luchas reales. 
La sensibilidad antidesarrollista, desmarcándose de las ideologías izquierdistas y obreristas, de toda ilusión democrática, de todo reformismo, critica y trata de combatir las condiciones de vida bajo el capitalismo avanzado. Y del mismo modo que invita a sublevarnos en todos los ámbitos de la existencia, desde la alimentación a la militarización de la sociedad, pasando por la educación, la medicina, la doble explotación de la mujer, la sexualidad o la migración forzosa, considera de máximo interés paralizar y revertir la avalancha urbanizadora y la construcción de mega-infraestructuras que la promueve y la hace posible, pues entiende que hay una relación muy directa entre el paisaje urbano y el paisaje humano. Es por ello que apunta a las luchas en defensa del territorio (contra el TAV -País Vasco, Val di Susa, Extremadura-, ciertas experiencias contra la Muy Alta Tensión en Cataluña, contra los vertederos e incineradoras en Nápoles, contra los transgénicos, contra la violencia urbanística, etc.) como el mejor lugar donde encontrarnos con el conflicto, en el que sus habitantes, desde luego con mayor atino e higiene mental que desde el identitarismo gregario que caracteriza a los guetos “radicales”, podemos reconocer sin esfuerzo y por nosotros/as mismos/as un espacio copado de intereses colectivos.
En resumen: de lo que aquí se trata es de propiciar el encuentro, desde la heterogeneidad y la horizontalidad, para que una parte significativa de las poblaciones podamos llegar a reunirnos en agrupaciones intransigentes y peligrosas; contra el afán de lucro y acaudillamiento del Estado capital, contra el mundo desarrollado y su “nueva cultura urbana”.
El sistema urbano-agro-industrial no se reforma (ni se humaniza, ni se autogestiona), se reduce, se redimensiona a escala humana, se desmantela.

Joan (En veu alta)

NOTA. Para seguir ahondando en estas y otras cuestiones es recomendable la lectura de las nuevas revistas Raíces (Brulot) y Cul de sac (Ediciones el salmón), además de los libros recién publicados Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de servidumbre, de Roger
Belbéoch (Malapata ediciones & B. S. Hnos. Quero), Perspectivas antidesarrollistas, de Miquel Amorós (Maldecap, Logofobia, Flor de otoño, Librería autogestionada de Segorbe, Soroll, Desorden distro), Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible, coescrito entre René Riesel y el ya fallecido Jaime Semprun (Pepitas de calabaza), y de algunos artículos de El desorden de la libertad, de Massimo Passamani (Ediciones Intemperie).
* Incluidas las candidaturas “alternativas” o de “unidad popular”. Nacidas al amparo de falsos movimientos sociales como las iniciativas asociativas (comercio “justo”, banca “ética”, microcréditos, empresas “solidarias” y/o “autogestionadas”), Mayday, V de vivienda, plataformas cívicas, economía “social”... y fruto a su vez del contoneo antiglobalización. Son varias en Cataluña (Candidatures Alternativas del Vallès, CUP, Des de Baix, etc.) las que disfrutan vaciando de sentido y llenando de otro electoralista -e independentista- la contienda en defensa del territorio, además de conceptos históricos y evocadores como municipio libre (comuna) o concejo abierto. Muy de cerca le si- guen los planteamientos “integrales” y “demóticos” de la Xarxa pel Decreixement y Democracia Inclusiva. 

miércoles, septiembre 14

Ernesto Sabato, anarquismo entre sombras


Sensible a los problemas de las clases sociales más humildes, en el siguiente artículo destacamos al Sabato anarquista, ideología que abrazó al comienzo y al final de su vida.
¡Yo soy un anarquista! Un anarquista en el sentido mejor de la palabra. La gente cree que anarquista es el que pone bombas, pero anarquistas han sido los grandes espíritus como, por ejemplo León Tolstoi”.
Sin duda esta declaración póstuma suya nos da la clave del pensamiento libertario en la vida y obra de Ernesto Sabato. No se puede decir que fuera el anarquista clásico, el militante que durante su vida se ve inmerso en numerosas luchas en pro del ideal anarquista.
El anarquismo de Sabato era más bien de carácter humanista, más concretamente, anarcocristiano, de la rama tolstoiana. En dos de sus obras podemos contemplar con mayor claridad su experiencia y relación con los anarquistas argentinos. Ya en su libro “Sobre héroes y tumbas” (1961), una de las novelas claves de la literatura del siglo XX, hace alusión a la lucha de los anarquistas como Severino Di Giovanni y el debate en los círculos libertarios entre los partidarios de la violencia y los que no. En “Antes del fin” (1998), sus memorias, recuerda en varios pasajes sobre su vinculación con el anarquismo:
De ese tiempo [nota de la redacción: con 16 años cuando comenzó a vincularse con los grupos anarquistas], recuerdo las manifestaciones del Primero de Mayo, una conjunción de protesta y a la vez de profunda tristeza por los mártires de Chicago. Eterno funeral por modestos héroes, obreros que lucharon por ocho horas de trabajo y que luego fueron condenados a muerte: Albert Parsons, Adolf Fischer, George Engel, August Spies y Louis Lingg, el de veintitrés años que se mató haciendo estallar un tubito de fulminato de mercurio en la boca. Los cuatro restantes fueron ahorcados. Posteriormente, la investigación probó que eran inocentes de la bomba arrojada contra la policía. Estos obreros declararon estar orgullosos de su lucha por la justicia social y denunciaron a los jueces y al sistema del cual ellos eran típicos representantes. Hasta el último momento no renegaron de sus convicciones. Muchos años después, el gobernador reconoció la inocencia de estos hombres, y se levantó un monumento, la Tumba de los Mártires.” “También se organizaban entonces marchas por el general Sandino y por los nobles y valientes Sacco y Vanzetti. Las manifestaciones congregaban a unos cien mil obreros y estudiantes, unos bajo la bandera roja de los socialistas, y los anarquistas bajo la bandera rojinegra. En todo el mundo se hicieron protestas en solidaridad por aquellos dos mártires del movimiento, condenados a muerte por un crimen que no cometieron. Al igual que con los obreros de Chicago, los tribunales norteamericanos debieron reconocer su inocencia. Hasta el momento mismo en que fueron salvajemente atados a la silla, declararon su inocencia".


Etapas oscuras


Sin embargo, también hay que repasar las sombras en su pensamiento y actitudes. Una de esas sombras es la distinción que realiza entre anarquistas buenos y malos. Sin duda Sabato toma partido cómodamente por aquellos anarquistas de espíritu pacífico y no duda en demonizar a quien en algún momento toma partido por la violencia. No solamente es eso, sino que también en ocasiones cae en el error de asumir ciertos tópicos y falsos argumentos como es el caso de aquellas ocasiones que se refirió a la FAI española o a la actitud de Severino Di Giovanni. Este último caso provocó un enfrentamiento de por vida con el historiador ácrata Osvaldo Bayer. La polémica vino porque Sabato en un momento de la obra “Sobre héroes y tumbas” acepta la versión policial según la cual Severino se aprovechaba de la lucha anarquista para quedarse con parte del dinero que expropiaban, lo que Osvaldo, gran conocedor de la vida de Severino, rechazó rotundamente y desmontó la teoría. Pero sin duda alguna, la sombra más grande y alargada es la relación que mantuvo con el general genocida Jorge Videla. Pongámonos en contexto: en el año 1974, María Estela Martínez de Perón sustituye a su difunto esposo en la presidencia de la nación. Su gobierno se caracterizaría, entre otros aspectos, por promover la conocida Triple A, una fuerza parapolicial denominada como Alianza Anticomunista Argentina, la cual emprendió acciones de hostigamiento a conocidos militantes de la izquierda, así como la proliferación de secuestros, torturas y asesinatos. Tras una gran convulsión interna, en 1976 se produce el golpe de Estado encabezado por Videla, quien desataría una gran represión en la que más de 30.000 personas desaparecieron.
Para dar una imagen de normalidad al genocidio que se estaba cometiendo en esas fechas fue clave la realización del Mundial de fútbol en 1978, como anteriormente lo había sido el encuentro con la intelectualidad argentina, encuentro en el que participó Sábato a los pocos meses de producirse el ascenso al poder de Videla. Sus declaraciones justificando la dictadura hablan por sí solas:
El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la amplitud de criterio y la cultura del presidente”.
En 1978 justificaría ese encuentro y las declaraciones en alabanza a Videla de la siguiente forma: "La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas Armadas tomaran el poder. Todos nosotros deseábamos que se terminara ese vergonzoso gobierno de mafiosos". "Desgraciadamente ocurrió que el desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con los medios de un estado de derecho. Porque entre tanto, los crímenes de la extrema izquierda eran respondidos con salvajes atentados de represalia de la extrema derecha. Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los mas infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes”. "Sin duda alguna, en los últimos meses, muchas cosas han mejorado en nuestro país: las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo control".
Nuevamente Sabato demonizaría a los grupos de izquierdas por utilizar la violencia hasta el punto de justifi car las acciones de la Dictadura criminal. De esta forma se ganó el respeto de la Dictadura y pudo vivir y escribir con total normalidad en su país mientras otros como Bayer tuvieron que emprender camino hacia el exilio por ver peligrar su vida y censuradas sus obras como “La Patagonia rebelde”.
Paradojas de la vida, Sabato acabaría presidiendo en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).
http://www.cnt.es/noticias/ernesto-sabato-anarquismo-entre-sombras    

martes, septiembre 13

Tamara libertad


Concentración en solidaridad con Tamara


Martes 13 de Septiembre a las 19.00h en la Pza. General Palacios (Cibelina) de Getafe - Metro/Renfe: Getafe Central


Amadeu Casellas, actualmente en libertad, paso 24 años en prisión (8 más de lo que legalmente le correpondía). Durante los últimos años realizó varias huelgas de hambre con el fin de exigir su libertad. La última de éstas duró casi 4 meses. Con el fin de solidarizarse y exigir la libertad de Amadeu se realizaron manifestaciones, concentraciones, envio masivo de faxes... así como el envio de un paquete que simulaba ser una bomba a Albert Batlle, director de Serveis Penitenciaris, con elobjetivo de llamar la atención sobre este hecho.
El 15 de Diciembre de 2009 Tamara fue detenida y acusada de intento de asesintato por el supuesto envío de dicho paquete. Tras pasar 4 meses en prisión actualmente se enfrenta a una petición fiscal de 16 años, a pesar de que un informe pericial afirma que el paquete no tenia capacidad para matar.
Este mismo sistema judicial hipócrita que va a juzgar a Tamara es el que fomra parte, encubre y consiente la tortura y los asesinatos en las cárceles y comisarías de todo el estado español.
Ante el juicio que se celebrará el próximo 14 de Septiembre en Barcelona, queremos mostrar todo nuestro apoyo y solidaridad con nuestra compañera Tamara el Martes 13 de Septiembre a las 19h en la Pza. General Palacios de Getafe.

Mas información: tamaraalacalle.blogspot.com
¡TAMARA ABSOLUCIÓN!
cartel: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixKoSttgPmuB7jMiTOefJzdr4-XdBVC-zoGMxuWeWTrGOpBG3oKegjFQoa54MQi6Bgj68skGyv-J9INuHkLH4WThTkJ0_BTCVqUlF0w_0YFaFIQLwzHOD1JyWCHnID8Em0cEdXD8q47PWE/s1600/TAMARA.jpg

viernes, septiembre 9

Esclavos tecnológicos

Todos los días aparecen en los medios de prensa, en forma de campañas publicitarias disfrazadas de noticias, presentaciones de nuevos y maravillosos aparatos electrónicos. Pantallas táctiles, consolas que no precisan ni mando, diseños que hace diez años ni los más locos soñaban pueblan ahora los hogares, los bolsillos y las revistas. Estos pequeños apa-ratos se han convertido en el objeto de pasión y culto de millones de personas en los países "avanzados". Pero existe una realidad cruel y despiadada detrás de todos estos magníficos aparatos que rara vez sale a la luz. En ninguna caja de embalaje se da cuenta de la realidad de las personas que han construido aquel in-genio, e inconscientemente pensamos que aquella maravilla debe haber sido fabricada en algún país industrializado, en líneas de pro-ducción modernas y casi de película de cien-cia ficción. La realidad no es esa. En contadas ocasiones alguna noticia salta a las primeras planas y nos devuelve a la realidad. Los re-cientes y múltiples suicidios en Foxconn, factoría que produce aparatos para Apple Inc. en China, son la excepción dada la repercusión misma de los productos del gigante de Cupertino y de su carismático líder Steve Jobs.
La realidad es desastrosa, pues Foxconn no es una excepción sino que es la tónica general. La fabricación de aparatos electrónicos, el ansia por competir en precios cada vez más bajos para "el primer mundo" y el desprecio absoluto al ser humano por parte de las grandes multinacionales ha llevado a tierras asiáticas el sistema laboral más cercano al esclavismo. Todos los gigantes de la electrónica, Apple, HP, Dell, IBM... han trasladado sus cadenas de producción a los países del sureste asiático en busca de salarios irrisorios, ausencia absoluta de lucha sindical y derechos laborales y cantidades ingentes de mano de obra de la que aprovecharse. Las altísimas tasas de paro, especialmente femenino, la dureza de la vida rural y la pobreza de sus países de origen son el caldo de cultivo para millones de obreros esclavizables. Estas obreras, la mayoría mujeres sin formación, son engañadas por empresas que las trasladan en grupos a barrios deshabitados donde las hacinan y controlan para luego subcontratarlas a las grandes factorías.

Ciudadanos de Nepal, Bangladesh o Indonesia viven en condiciones insalubres en suburbios malayos. Realizan jornadas laborales de hasta doce horas y seis días a la semana por sueldos mensuales que rara vez llegan a los 200 euros. Son obligados a mantener ritmos frenéticos de producción sin las más mínimas medidas de higiene o seguridad laboral bajo las amenazas de sus patronos opresivos. Desarrollan su jornada sin la necesaria protección que les defienda de los gases nocivos de metales pesados de las soldaduras que inhalan. Su constante diaria son las amenazas por mantener un volumen de producción mayor al humanamente posible sin protestar por su situación. Todos ellos han contraído grandes deudas bancarias en sus países de origen de hasta 1.000 euros para poder optar a un mísero puesto de trabajo y un permiso de cinco años en un país extranjero que en ningún momento les garantiza que no vayan a ser despedidos. En el caso de que no puedan pagar la deuda, sus familiares, avalistas de este sistema criminal, perderán sus pocas posesiones. Se han convertido en trabajadores forzosos, que con la falsa ilusión de salir de una situación de penuria se encuentran entre la espada y la pared. O tragan con un sistema explotador por un sueldo irrisorio o sus familiares serán desposeídos de sus escasas tierras o viviendas. Mediante este sistema se perpetúa en unas condiciones de pobreza a un amplio estrato de la población, lo que asegurará mano de obra barata y dócil para patronos sin entrañas. Aquél obrero que no traga con las injusticias de su vida actual y que clama por cambios y mejoras es despedido, pues siempre hay más de los que abusar.

Incluso hay una cara peor de la industria tecnológica: El reciclado de los componentes y las materias primas que los forman. Gran parte de todo el material electrónico que se desecha termina en centros de reciclaje en suburbios del tercer mundo. Lugares similares a vertederos, pero poblados de circuitos integrados y condensadores en lugar de restos orgánicos o envases. Niños y mujeres suelen ser la mano de obra de estos lugares. Su labor es extraer el oro o el platino de la circuitería para que vuelvan a ser empleados en las cadenas de producción. Utilizan para realizar su muy mal pagado trabajo productos altamente tóxicos y corrosivos que usan sin una mínima protección. Inhalar estas sustancias venenosas les causarán estragos en su salud. Cuando enfermen no tendrán un sistema sanitario más o menos eficiente, ni derecho a una baja laboral, ni un seguro que les cubra a ellos y sus familiares. Trabajarán hasta enfermar y luego serán reemplazados por otros. Morirán de los efectos nocivos del trabajo que realizaron de forma casi esclava, en condiciones infrahumanas.

Todos estos obreros son privados de una vida decente, contratados por sueldos paupérrimos, con jornadas interminables y sin las medidas mínimas de seguridad laboral en pos del avance de la sociedad industrializada y tecnificada. No se valora ni su salud ni sus derechos más elementales. Como aquella imágenes de la película de Fritz Lang "Metrópolis", marchan cabizbajos en línea a su puesto en la fábrica hundida en las profundidades de la ciudad mientras, en la parte alta, los ricos disfrutan de las comodidades y del progreso. Poco ha cambiado desde aquella visión distópica de Fritz Lang en los años 20. Más bien parece que se haya luchado por hacerla realidad. La diferencia entre el mal llamado primer mundo y los países pobres se acentúa. Cada día son más las empresas que trasladas líneas de producción de todo tipo a estos países. Buscan abaratar tanto como les sea posible los costes de producción al precio humano que sea necesario. Cuentan con el beneplácito de los gobiernos, que anteponen los beneficios de las corporaciones a los derechos de sus ciudadanos.

Estos obreros, iguales nuestros, mueren por culpa del ansia consumista de un primer mundo deslumbrado por las pequeñas pantallas de sus maravillosos teléfonos y televisores de plasma. Un primer mundo que demanda cada día más aparatos tecnológicos y más baratos está llevando a campos de trabajo, campos de muerte, a miles de sus iguales. En nuestra mano también está ayudar a cambiar esta situación. No podemos permanecer de brazos cruzados mientras nuestros compañeros se dejan la salud por un salario indigno para mayor beneficio de unos pocos. La movilización obrera está por encima de las fronteras en las que no creemos, las etnias o las costumbres.
En nosotros está la causa de su dolor y la llave para soltar sus cadenas.

Yvonne Sagan 

martes, septiembre 6

"Graffiti", un cuento de Julio Cortázar


Graffiti
A Antoni Tàpies


    Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar un dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una casualidad o a un capricho y sólo la segunda vez te diste cuenta que era intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste más tarde para mirarlo de nuevo, tomando las precauciones de siempre: la calle en su momento más solitario, acercarse con indiferencia y nunca mirar los grafitti de frente sino desde la otra acera o en diagonal, fingiendo interés por la vidriera de al lado, yéndote en seguida.

    Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término grafitti, tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos. Poco les importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se sabía demasiado de que lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo.

    Nunca habías corrido peligro porque sabías elegir bien, y en el tiempo que transcurría hasta que llegaban los camiones de limpieza se abría para vos algo como un espacio más limpio donde casi cabía la esperanza. Mirando desde lejos tu dibujo podías ver a la gente que le echaba una ojeada al pasar, nadie se detenía por supuesto pero nadie dejaba de mirar el dibujo, a veces una rápida composición abstracta en dos colores, un perfil de pájaro o dos figuras enlazadas. Una sola vez escribiste una frase, con tiza negra: A mí también me duele. No duró dos horas, y esta vez la policía en persona la hizo desaparecer. Después solamente seguiste haciendo dibujos.

    Cuando el otro apareció al lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de la cárcel o algo peor, y ese alguien como si fuera poco era una mujer. Vos mismo no podías probártelo, había algo diferente y mejor que las pruebas más rotundas: un trazo, una predilección por las tizas cálidas, un aura. A lo mejor como andabas solo te imaginaste por compensación; la admiraste, tuviste miedo por ella, esperaste que fuera la única vez, casi te delataste cuando ella volvió a dibujar al lado de otro dibujo tuyo, unas ganas de reír, de quedarte ahí delante como si los policías fueran ciegos o idiotas.

    Empezó un tiempo diferente, más sigiloso, más bello y amenazante a la vez. Descuidando tu empleo salías en cualquier momento con la esperanza de sorprenderla, elegiste para tus dibujos esas calles que podías recorrer de un solo rápido itinerario; volviste al alba, al anochecer, a las tres de la mañana. Fue un tiempo de contradicción insoportable, la decepción de encontrar un nuevo dibujo de ella junto a alguno de los tuyos y la calle vacía, y la de no encontrar nada y sentir la calle aún más vacía. Una noche viste su primer dibujo solo; lo había hecho con tizas rojas y azules en una puerta de garage, aprovechando la textura de las maderas carcomidas y las cabezas de los clavos. Era más que nunca ella, el trazo, los colores, pero además sentiste que ese dibujo valía como un pedido o una interrogación, una manera de llamarte. Volviste al alba, después que las patrullas relegaron en su sordo drenaje, y en el resto de la puerta dibujaste un rápido paisaje con velas y tajamares; de no mirarlo bien se hubiera dicho un juego de líneas al azar, pero ella sabría mirarlo. Esa noche escapaste por poco de una pareja de policías, en tu departamento bebiste ginebra tras ginebra y le hablaste, le dijiste todo lo que te venía a la boca como otro dibujo sonoro, otro puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos, la quisiste un poco.

    Casi en seguida se te ocurrió que ella buscaría una respuesta, que volvería a su dibujo como vos volvías ahora a los tuyos, y aunque el peligro era cada vez mayor después de los atentados en el mercado te atreviste a acercarte al garage, a rondar la manzana, a tomar interminables cervezas en el café de la esquina. Era absurdo porque ella no se detendría después de ver tu dibujo, cualquiera de las muchas mujeres que iban y venían podía ser ella. Al amanecer del segundo día elegiste un paredón gris y dibujaste un triángulo blanco rodeado de manchas como hojas de roble; desde el mismo café de la esquina podías ver el paredón (ya habían limpiado la puerta del garage y una patrulla volvía y volvía rabiosa), al anochecer te alejaste un poco pero eligiendo diferentes puntos de mira, desplazándote de un sitio a otro, comprando mínimas cosas en las tiendas para no llamar demasiado la atención. Ya era noche cerrada cuando oíste la sirena y los proyectores te barrieron los ojos. Había un confuso amontonamiento junto al paredón, corriste contra toda sensatez y sólo te ayudó el azar de un auto dando vuelta a la esquina y frenando al ver el carro celular, su bulto te protegió y viste la lucha, un pelo negro tironeado por manos enguantadas, los puntapiés y los alaridos, la visión entrecortada de unos pantalones azules antes de que la tiraran en el carro y se la llevaran.

    Mucho después (era horrible temblar así, era horrible pensar que eso pasaba por culpa de tu dibujo en el paredón gris) te mezclaste con otras gentes y alcanzaste a ver un esbozo en azul, los trazos de ese naranja que era como su nombre o su boca, ella así en ese dibujo truncado que los policías habían borroneado antes de llevársela; quedaba lo bastante como para comprender que había querido responder a tu triángulo con otra figura, un círculo o acaso un espiral, una forma llena y hermosa, algo como un sí o un siempre o un ahora.

    Lo sabías muy bien, te sobraría tiempo para imaginar los detalles de lo que estaría sucediendo en el cuartel central; en la ciudad todo eso rezumaba poco a poco, la gente estaba al tanto del destino de los prisioneros, y si a veces volvían a ver a uno que otro, hubieran preferido no verlos y que al igual que la mayoría se perdieran en ese silencio que nadie se atrevía a quebrar. Lo sabías de sobra, esa noche la ginebra no te ayudaría más a morderte las manos, a pisotear tizas de colores antes de perderte en la borrachera y en el llanto.

    Sí, pero los días pasaban y ya no sabías vivir de otra manera. Volviste a abandonar tu trabajo para dar vueltas por las calles, mirar fugitivamente las paredes y las puertas donde ella y vos habían dibujado. Todo limpio, todo claro; nada, ni siquiera una flor dibujada por la inocencia de un colegial que roba una tiza en la clase y no resiste el placer de usarla. Tampoco vos pudiste resistir, y un mes después te levantaste al amanecer y volviste a la calle del garage. No había patrullas, las paredes estaban perfectamente limpias; un gato te miró cauteloso desde un portal cuando sacaste las tizas y en el mismo lugar, allí donde ella había dejado su dibujo, llenaste las maderas con un grito verde, una roja llamarada de reconocimiento y de amor, envolviste tu dibujo con un óvalo que era también tu boca y la suya y la esperanza. Los pasos en la esquina te lanzaron a una carrera afelpada, al refugio de una pila de cajones vacíos; un borracho vacilante se acercó canturreando, quiso patear al gato y cayó boca abajo a los pies del dibujo. Te fuiste lentamente, ya seguro, y con el primer sol dormiste como no habías dormido en mucho tiempo.

    Esa misma mañana miraste desde lejos: no lo habían borrado todavía. Volviste al mediodía: casi inconcebiblemente seguía ahí. La agitación en los suburbios (habías escuchado los noticiosos) alejaban a la patrulla de su rutina; al anochecer volviste a verlo como tanta gente lo había visto a lo largo del día. Esperaste hasta las tres de la mañana para regresar, la calle estaba vacía y negra. Desde lejos descubriste otro dibujo, sólo vos podrías haberlo distinguido tan pequeño en lo alto y a la izquierda del tuyo. Te acercaste con algo que era sed y horror al mismo tiempo, viste el óvalo naranja y las manchas violetas de donde parecía saltar una cara tumefacta, un ojo colgando, una boca aplastada a puñetazos. Ya sé, ya sé ¿pero qué otra cosa hubiera podido dibujarte? ¿Qué mensaje hubiera tenido sentido ahora? De alguna manera tenía que decirte adiós y a la vez pedirte que siguieras. Algo tenía que dejarte antes de volverme a mi refugio donde ya no había ningún espejo, solamente un hueco para esconderme hasta el fin en la más completa oscuridad, recordando tantas cosas y a veces, así como había imaginado tu vida, imaginando que hacías otros dibujos, que salías por la noche para hacer otros dibujos.

Julio Cortázar. "Los relatos. (4) Ahí y ahora."

jueves, septiembre 1

El mundo según Monsanto

Una poderosa y sigilosa empresa que usa armas destructivas disfrazadas de benefactoras


América Latina y el agresor silencioso: Monsanto

Latinoamérica tiene un agresor que hasta ahora ha actuado silente e impune. Satisface más las necesidades materiales de políticos y empresarios, que de quienes debieran ser los beneficiados. Sus productos muchas veces, aun no autorizados, experimentan en las tierras y cuerpos de los latinoamericanos. Afecciones, deformaciones y muertes prematuras son el resultado final de sus productos.

Monsanto, así se le conoce y sigue siendo una de las empresas que ha creado más controversia a nivel mundial debido a lo desbastador que han sido los resultados sobre la salud humana, animales, plantas y el medio ambiente en general.

Fue fundada en San Luis, Missouri, Estados Unidos en 1901, por John Francis Queeny, químico veterano de la industria farmacéutica.

En sus primeros años, Monsanto distribuyó sacarina. También proveyó de endulzantes a Coca-Cola, haciéndose uno de sus principales proveedores. Espero la mayoría de mis lectores sepan del daño que causa esta bebida.

En la década de 1940 fabricaba plásticos, incluyendo poliestireno y fibras sintéticas. Gracias a esto la bolsa plástica y los plásticos en general son causantes de ni sabemos cuantas muertes de animales como tortugas, cetáceos y ballenas, sin hablar del incremento de CO2 en todo el planeta.

Están relacionados con Searle, quien fabricaba aspartame, conocido como NutraSweet pero en el 2000 Monsanto vendió ese negocio, después de las múltiples denuncias de su incidencia en millones de casos de cáncer. También tuvieron un negocio enfocado a la somatotropina bovina (también cancerigeno), que fue luego vendido en 2008.

En la década de los 60, Monsanto fue contratada por el gobierno de Estados Unidos para producir un herbicida llamado AGENTE NARANJA, utilizado en la guerra de Vietnam con el fin de destruir la selva vietnamita y las cosechas, privando a los vietnamitas de alimento y de vegetación donde esconderse. El agente naranja fue un potente químico que causó entre la población vietnamita unos 400.000 muertos y unos 500.000 nacimientos de niños con malformaciones, además de las bajas en el propio ejército estadounidense.

Con la prisa por producir rápidamente el herbicida y con unos costes mínimos, al producto final le colocaron grandes cantidades de la dioxina tetraclorodibenzodioxina, un subproducto altamente cancerígeno que además provoca malformaciones en los fetos. Esto unido a la gran capacidad del agente naranja de permanecer activo en el suelo ha provocado graves daños en las selvas de aquel país, así como generaciones de niños con malformaciones y problemas de cáncer.

Ahora vemos con estupor como actualmente en la selva amazónica brasileña empresarios ganaderos están utilizando el “agente naranja” para deforestar espacios y ampliar su expansión. (Ver noticia en http://www.canalazul24.com/?p=4839.)

Uno de sus productos más conocidos por su alto nivel no solo de ventas sino también por las nocivas consecuencias que trajo consigo es el herbicida “Roundup” un glifosato tóxico para la salud. Y que sin embargo ha sido comercializado producto de las estrategias de negocios y los acuerdos intergubernamentales que otorgaron licencia para su consumo, razón por la cual Monsanto actualmente está bajo investigación por el Departamento de Justicia desde el año 2009 en los Estados Unidos por su publicidad engañosa.
Monsanto con el beneplácito de muchos gobernantes sudamericanos, han introducido distintos tipos de transgénicos en nuestros mercados, a pesar que una buena parte de ellos son prohibidos en Europa y en el propio EE.UU.