Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

sábado, diciembre 6

Decir no

 


La primera vez que supe que existían hombres que golpeaban a sus parejas estaba en el colegio. El recuerdo es vago en algunas partes y perfectamente nítido en otras. Han pasado varias décadas.

Recuerdo sin titubear el nombre y apellidos de mi compañera de clase, esos nombres que se quedan grabados después de años pasando lista con ese soniquete que, por repetido, se hacía musical. Recuerdo a su padre viniendo a la puerta del colegio a buscarla. Recuerdo cómo iba vestido ese día. Recuerdo que venía cargado de regalos. Recuerdo cómo se los daba. Y la recuerdo a ella. Quieta. Sin tocarlos. Diciendo que no los quería. Diciendo que no con los gestos de su cuerpo. Diciendo que no con la boca. 

Y nosotras mirando, sin entender nada, deseando que los cogiera para jugar también con esas muñecas que nadie había estrenado aún. 

Recuerdo al padre insistiendo en dárselos. Recuerdo el comentario de alguna compañera diciéndole que no fuera desagradecida con su padre. Recuerdo a otras, la mayoría, mirando la escena. Sin decir nada. Y ella callada. Quieta en la puerta. Solo pronunciando una palabra dirigida a su padre. “No”.

Un tiempo después escuché una conversación, de esas que a veces tienen las personas adultas pensando que las niñas no estamos pendientes de escuchar. Una conversación en la que mi madre hablaba con otras madres del colegio y comentaban sobre el ojo morado de la madre de mi compañera. Decían que no podía ser de una caída como ella contaba, que era demasiada casualidad que justo se hubiera golpeado el ojo. Que ya había venido más veces a buscar a su hija con algún moratón en una parte visible del cuerpo.

Recuerdo que lo hablaban en voz baja, quizás porque tenían a varias niñas pululando a su alrededor. Quizás porque de esas cosas, de la violencia contra el cuerpo de las mujeres, no se hablaba en voz alta. 

Nunca le preguntamos nada. Ninguna de nosotras, de sus compañeras de clase. Sus compañeros tampoco. Quizás, quién sabe, intuíamos que teníamos que aprender que algunos temas que tenían que ver con las violencias contra las mujeres había que dejarlos guardados en el silencio. 

No sé cuándo hice la conexión. En qué momento entendí qué significaba ese recuerdo de la infancia. Cuándo fui consciente de lo que estaba pasando ese día en la puerta del colegio. Ese día en el que una compañera de clase. Una niña que no hablaba mucho. De las que nunca reclamaban atención. De las que no participaban de los conflictos ni de las discusiones. De las que pasaban desapercibidas. Ella, justo ella, fue la que nos mostró que hay niñas que, bajo su aparente fragilidad, tienen el coraje y la fuerza para romper el silencio y decir lo más difícil. Para decir no.

 

 María González Reyes 

https://www.elsaltodiario.com 


miércoles, diciembre 3

50 años de la Marcha Verde

 


Recuerda siempre al Sáhara Occidental

Situado junto al archipiélago canario, a escasos 160 km entre Fuerteventura y El Aaiún —su capital—, el Sáhara Occidental es un territorio que se encuentra divididoPor una parte, ocupado por el régimen marroquí desde 1975, por otra, con tropas del Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS), adscritas al Frente Polisario1 y leales a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), quienes tienen que vérselas en algunas áreas con zonas rodeadas por grandes muros y extensos campos de minas2

La RASD, con una bandera idéntica a la de Palestina salvo por una estrella y media luna roja añadidas en su franja central blanca, es uno de esos mundos que nos es ajeno debido a su condena en el exilio de la desmemoria. La similitud en su bandera, por desgracia, no es el único elemento común entre la RASD y Palestina. Ambos países han sufrido y sufren el colonialismo imperialista de sus respectivos vecinos, si bien Israel busca construir su proyecto imperial —el Gran Israel— invadiendo y asimilando tanto Palestina como otros tantos territorios del Medio Oriente, Marruecos busca hacer lo propio —el Gran Marruecos— con el Sáhara y otros territorios del Magreb. Enfrentándose a los intereses de los países vecinos (Argelia, Mauritania, Mali), y manteniendo una postura beligerante ante cualquier amenaza que considere contraria a la representación de una identidad nacional que desde el Estado impone la monarquía marroquí3. La defensa de la idea de estado-nación pasa en ambos contextos por una estrategia ofensiva de irredentismo belicista en la que la Unión Europea termina haciendo grandes negocios. En el caso marroquí, además, financiando con el beneplácito del Estado español a un régimen dictatorial que controla su frontera más meridional y olvidando en el proceso el desastre humanitario causado por sus acciones hasta que este se hace insostenible4.


Tanto Israel como Marruecos buscan imponer su dominio por la vía de las armas, en ambos casos condenando al apartheid al pueblo vecino. En ambos casos estas pretensiones son combatidas por la vía armada. En ambos casos se ha prolongado el conflicto durante décadas. En ambos casos hay una realidad fundamentada en el desastre humanitario que sufre un pueblo, originario de su tierra; frente a la idea de nacionalismo exacerbado y excluyente de su vecino. Los frentes son distintos, la lucha anticolonial la misma. Todo ello, hace que hoy estemos aquí escribiendo estas líneas para comprender la resistencia del pueblo saharaui, para defender la causa de su autodeterminación. No obstante, cabría preguntarnos: ¿cómo se llegó a esta situación?

El final del colonialismo español en el Sáhara y el inicio de la Marcha Verde

Situándonos en el contexto final de la dictadura franquista, los acontecimientos de la Marcha Verde se desarrollarán en los estertores del régimen. Aprovechando la situación de debilidad del dictador en sus últimos días de vida, la monarquía alauita5 bajo las directrices de Hassan II —padre del actual Mohammed VI— aprovechará el escenario de incertidumbre que sacude al Estado español para iniciar su proyecto expansionista. Si bien estos planes comenzaron a florecer desde los últimos días de octubre de 1975, será definitivamente el 3 de noviembre cuando unos 350.000 participantes en la Marcha Verde queden a la espera de recibir órdenes desde Rabat. Siendo en su mayoría campesinos pobres reclutados en todas las provincias del reino, siendo transportados en diez trenes diarios hasta Marrakech. Desde allí habían sido trasladados hasta Agadir, primero, y hasta Tarfaya, después, en 7.813 camiones6. Es en este mismo día cuando se dan conversaciones entre Marruecos y España, haciendo la situación inevitable. A la monarquía alauita no le temblará el pulso para utilizar al pueblo marroquí en su beneficio.

 El 6 de noviembre, en mitad de un caos desatado y sin que las negociaciones llevasen a nada, la Marcha Verde arrancó. Fuerzas represivas leales a Marruecos, camufladas en muchos casos como campesinos, avanzaban sin pausa con banderas marroquíes, estadounidenses, retratos de Hassan II y ejemplares del Corán. Al poco tiempo los manifestantes llegaron a la frontera con el Sáhara, asaltando el puesto fronterizo de Tah, ya abandonado. La marcha se internó desde aquí 10 km dentro del territorio saharaui. Se había pactado que solo permanecerían allí dos días y se retiraran, escenario que no se dio. Entre las caravanas de camiones, se habían infiltrado columnas de militares, vehículos con ametralladoras y blindados marroquíes que parecían avanzar hacia donde las defensas españolas se habían retirado. Ante una intervención nefasta de la ONU incapaz de hacer cumplir la soberanía del Sáhara y ante un tardofranquismo más preocupado por la salud del dictador que por la supervivencia de sus pretensiones coloniales, Marruecos solo tuvo que apostar más fuerte. Al día siguiente ya eran 100.000 las fuerzas que traspasaron la frontera, abriendo un nuevo frente hacia el este.

 

Bajo la amenaza de solo disolver la Marcha Verde si el Sáhara era entregado, las negociaciones se dieron con una posición de peso de Marruecos sobre el terreno y con una gestión pésima por parte del franquismo. Si bien había una serie de acuerdos internacionales que debían respetarse, la realidad fue que estos solo sirvieron de papel mojado y se tuvieron en cuenta superficialmente de cara a la galería. En cuestiones de fondo prevalecían los intereses marroquíes, quienes se comprometían a retirarse de la frontera si el Sáhara les era entregado. Los acuerdos entre Madrid y Rabat se firmaron al margen de la comunidad internacional y con el apoyo implícito de EE. UU. a Marruecos, siguiendo las pautas marcadas por Henry Kissinger en el contexto internacional de la Guerra Fría.

Hassan II ofreció a cambio del Sáhara la posibilidad de construir bases militares españolas en el territorio, acuerdos comerciales y de explotación de los fosfatos, facilidades en el acceso a recursos pesqueros de la región, protección de las inversiones españolas en el país, colaboración en industrias y complejos turísticos, alianzas estratégicas para controlar el estrecho e importantes partes del Atlántico… Todo ello de forma bilateral y sin consultar a nadie. Manteniendo un doble juego de legitimidad de cara a la ONU, mientras que la realidad era que las decisiones se estaban tomando tras bastidores.

El día 13 queda decidido que España abandonaría sus aspiraciones por el Sáhara. La ONU asumiría entonces la administración del territorio por un período de seis meses. En ese tiempo crearía una administración temporal, bajo la autoridad de un alto comisario, que estaría auxiliado por un grupo reducido de funcionarios. Para mantener el orden, España dejaría a 10.000 legionarios que sustituirían su gorra verde por el casco azul de Naciones Unidas7. En una reunión previa trilateral entre Marruecos, Mauritania y España, se anunciaba que esta última saldría del Sáhara el 28 de febrero de 1976, creando hasta entonces una administración temporal. En todo momento se rechazaba la voluntad de autodeterminación del pueblo saharaui, si bien finalmente se añadió una cláusula de referéndum que nunca se dio. El destino del Sáhara Occidental quedaba sellado, pues entre los días 12 y 14 de noviembre este fue escrito en los Acuerdos de Madrid sin el consentimiento de su pueblo.

El éxodo de la población saharaui hacia Argelia se produjo a raíz de ello desde febrero de 1976, a consecuencia de la retirada definitiva de España del Sáhara Occidental. Los combates entre las tropas leales al Frente Polisario contra el ejército marroquí siguen dándose hasta hoy, pues esta situación de ocupación se mantiene desgraciadamente hasta la actualidad. En 1979, Mauritania se retiraría del conflicto dejando fuera todas y cada una de las pretensiones que tenía para el Sáhara, pero Marruecos aprovechó desde entonces para ampliar su dominio en la zona.

El proyecto imperialista marroquí

Para comprender lo que es el Estado marroquí, primero debemos comprender lo que significa el Majzén. El Majzén es lo que podríamos definir como el «Estado profundo» marroquí, con el rey y la monarquía en su cúspide, le siguen de cerca la familia real, los grandes líderes del país y los servicios secretos. La alta cúpula militar, el cuerpo diplomático marroquí y la oligarquía empresarial de alto nivel, mantienen este orden intacto. Es una organización de la que en gran medida se desconoce su estructura y sus componentes, solo manifestada a través de la ostentación económica de sus élites junto a su capacidad para reprimir al pueblo. No existe una división de poderes propia de las democracias liberales, ejecutivo y legislativo —gobierno y parlamento—, se retroalimentan directamente de las órdenes dictadas por el Majzén. El poder judicial está influido por la ley islámica, siendo en efecto nula la separación entre Dios y el Estado —personificados en la figura del rey como máximo representante religioso y terrenal, tanto en lo civil como en lo militar—.

El Majzén es un grupo cerrado con una férrea jerarquía, completamente desvinculado de la sociedad civil al uso, pero por encima de esta. Aprecian pasar desapercibidos, y ejercen a su vez una política represiva inaudita contra toda oposición o movimiento contestatario que busque poner en entredicho su capacidad de dominación. Del mismo modo, conseguir la gracia del Majzén puede catapultar directamente al estrellato a cualquiera que sea capaz de acceder a semejantes privilegios.

Las zarpas del Majzén se extienden tanto dentro como fuera del país, teniendo una amplia red de informantes y organizaciones pantalla por todo aquello que forma parte de lo que consideran su ámbito de influencia. Desde 1975 controlan las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, destacando en el acoso y derribo a cualquier elemento vinculado a la causa saharaui o con simpatías hacia esta. Al mismo tiempo, se encarga de apoyar y proteger al movimiento colonial marroquí que se asienta en los territorios del Sáhara bajo las órdenes de Rabat. Con genocidios como los de Um Draiga en 1976, el desmantelamiento de los campos saharauis por las protestas de noviembre de 2010 o el bombardeo a los refugiados que huyen a Argelia; la política del terror materializado en masacres de civiles con el uso de napalm o fósforo blanco como arma, son la carta de presentación de la monarquía alauita.

Con un Marruecos que ve en el extremo oriental del Mediterráneo, en la Turquía de Erdogan y en el Israel de Netanyahu, ejemplos de regímenes autoritarios fuertes; se busca proyectar este expansionismo en los territorios occidentales mediterráneos. Haciendo una lectura de las tesis de 1956 de Allal El Fassi, Marruecos se proyecta como una realidad imperial fundamentada en el expansionismo y la reclamación de territorios pertenecientes a Mauritania, el Sáhara Occidental, Argelia, Mali y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. El proyecto del Gran Marruecos pasa por la subyugación directa de todos los pueblos vecinos bajo su gran bota. Siendo estas tesis usadas como instrumento para movilizar a la población marroquí con un discurso nacionalista, este plan se fundamenta ante todo en la persecución y el exterminio del pueblo saharaui, con la ocupación de sus tierras y la eliminación de toda resistencia.


Tantas ansias tiene el Majzén por el control, que estas incluso benefician a la Unión Europea, quien ve en Marruecos al perfecto guardián de sus fronteras más meridionales. El papel de las ciudades de Ceuta y Melilla en todo esto, junto a la existencia de una alta verja inhumana y afilada que separa al norte del sur global, responden al gran esquema de control migratorio en el que el Estado español se cuadra y saluda ante las órdenes dictadas desde Bruselas.

El Sáhara, por su parte, además de zona estratégica para controlar la salida al Atlántico desde el Mediterráneo, supone también una tierra rica en recursos como fosfatos, fundamental para el abono agrícola. Cuenta también con yacimientos de petróleo y gas natural a lo largo de la costa, junto con algunos depósitos de minerales tales como hierro, cobre y uranio, zonas pesqueras anexas al territorio y un enorme potencial turístico que la monarquía alauita se encarga de explotar —ofreciendo un proyecto de resort de lujo muy similar al propuesto por Trump en Gaza—.

Olvido, el peor enemigo. Argelia, Tinduf y los campos

El Sáhara Occidental, territorio geográficamente ubicado entre Marruecos al norte y Mauritania al sur, comparte también una pequeña frontera noreste con Argelia. Es en este país donde el gobierno de la RASD se encuentra exiliado, con gran parte de la población saharaui ubicada en Tinduf, en los campamentos de refugiados que huyen del régimen marroquí. Viven aquí unas 173.000 personas, más del 80% de la población autóctona del Sáhara Occidental.

Argelia, destacando en la defensa de la autodeterminación como cuestión geopolítica fundamental de su identidad nacional —por su trayectoria histórica en la independencia de Francia—, es el principal país valedor de los intereses del pueblo saharaui. Al ser históricamente tanto la RASD como Argelia países garantes de la defensa de la liberación de los pueblos, esta trayectoria de entendimiento y defensa de sus intereses ha logrado mantenerse hasta hoy. El proyecto del Gran Marruecos choca de igual forma frontalmente con los intereses nacionales de Argelia, encontrando el pueblo saharaui a un importante aliado en las fronteras del país vecino. Es aquí donde se ubica Tinduf, junto al gobierno de la RASD y las principales instituciones del Frente Polisario, funcionando la ciudad de Rabuni como capital provisional.


La situación de los saharauis en Tinduf se basa en la supervivencia. Compuesta por cinco campamentos que llevan el nombre de ciudades del Sahara Occidental: Bojador, Dajla, El Aaiún, Auserd y Smara, la vida en los campos —en mitad del desierto pedregoso— es dura. Con una climatología inestable de grandes lluvias ocasionales, temperaturas extremas e incontrolables vientos, impiden el desarrollo de una agricultura estable. Todo ello hace que la situación del pueblo saharaui en los campos se dé en condición de refugiados. Entre casas prefabricadas y edificios hechos de materiales de la zona, el pueblo saharaui subsiste pendiente de las victorias del Polisario en el territorio Occidental, donde cuentan con diversas zonas liberadas, y esperando a que la situación a nivel internacional les dé una salida.

Desde agencias internacionales —vinculadas a la ONU principalmente aunque no en exclusiva—, se ofrecen becas y ayudas para fomentar la salida aunque sea temporal de una situación tan hostil. En el Estado español siempre tuvo fama el proyecto «Vacaciones en Paz», agradecido en multitud de casos por quienes se han visto beneficiados del mismo. No obstante, ¿acaso es esto justo, suficiente? ¿Condenar a un pueblo al ostracismo por la desidia del colonialismo español? ¿Por dejar que el Majzén ejerza su dominio ante el Sáhara? El pueblo saharaui se merece más que eso. Siempre hay un horizonte más allá del asistencialismo, empezar a conocer su lucha es el primer paso.

 

Sáhara Occidental y la lucha de un pueblo por su existencia

El Estado español realizó un cambio definitivo de postura con respecto al Sáhara en 2022 cuando el actual gobierno de Pedro Sánchez se posicionó a favor de Marruecos e inició conversaciones con la monarquía alauita en materia migratoria, siendo algo que han utilizado como herramienta para forzar decisiones que favorecían directamente al Majzén. Por su parte, Estados Unidos —su socio más antiguo8— decidió apoyar en 2020 de manera abierta el dominio marroquí sobre el territorio abriendo consulados en las ciudades ocupadas de Dalja y El Aaiún. Francia, por su parte, siempre ha permanecido junto a Marruecos, siendo uno de sus socios más fiables en la zona del Magreb.

Los recientes acontecimientos plasmados en la Resolución 2797 de la ONU, nos llevan a una situación en la que el plan de ocupación marroquí para el Sáhara queda más que avalado con el apoyo de EEUU a la cabeza. Al haberse reconocido la soberanía de Marruecos sobre el territorio, el derecho de autodeterminación y la promesa de referéndum —que desde 1991 llevaba en el aire— queda definitivamente negada. Si bien la MINURSO9 mantendrá su estancia hasta 2026, la situación es ante todo desfavorable para un pueblo que lleva luchando por existir desde hace más de cincuenta años. Ante un Estado que ocupa de facto territorios que le corresponden al Sáhara, la monarquía alauita ejerce su dominio de forma explícita, persiguiendo cualquier oposición o voz mínimamente contestataria a la que se le ocurra poner la cuestión del Sáhara en entredicho. Marruecos se apoya una vez más en el régimen estadounidense para ejercer su poder en la zona. Mientras tanto, el Estado español y la Unión Europea abandonan de palabra y hecho al Sáhara.

La cuestión del sáhara ha sido un tema tabú en las reivindicaciones de GenZ212, quizás más por la represión que desde el Majzén se podría ejercer a quien se pronuncie a favor de su causa. Aún con todo, la histórica defensa de la autodeterminación del pueblo saharaui pasa obligatoriamente por la derrota de la monarquía alauita y las potencias imperialistas que la apoyan. La liberación del Sáhara pasa inevitablemente por la derrota del régimen marroquí y sus socios. Si en el futuro viéramos una unión de luchas entre los movimientos populares del Rif, los defensores de la autodeterminación del pueblo saharaui y la juventud contestataria marroquí, quizás ese sería el momento en el que el Majzén echase a temblar. Hasta entonces solo queda trenzar lazos y políticas de entendimiento entre aquellos grupos que combaten al despotismo, sea donde sea y tenga la forma que tenga, sobre el terreno.

 

Nuestro pueblo siempre ha apoyado la causa saharaui. En esta ocasión como en tantas otras, no nos quedaremos atrás. Citando al poeta británico Percy Bysshe Shelley en su Ozymandias:

Conocí a un viajero de una tierra antigua que dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño

y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.

Y en el pedestal se leen estas palabras: “Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!”

Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas».

Ningún poder es eterno, pues este siempre termina por hundirse bajo las dunas del desierto; cual gigante con pies de barro.

 

https://regeneracionlibertaria.org

  

  1. 1. El Frente Polisario reanudó los combates con Marruecos el 13 de noviembre de 2020, después de que Marruecos rompiera el alto el fuego de 1991. El Estado español comienza en ese año a ver con buenos ojos la ocupación marroquí del Sáhara. ↩︎
  2. 2. Israel ha jugado un papel destacado en materia de cooperación militar, estableciendo acuerdos históricos en materia de defensa, inteligencia y ciberseguridad en 2021. Ha suministrado drones, sistemas de inteligencia militar y sistemas de vigilancia a la monarquía marroquí, a cambio al sionismo se le ha otorgado una posición ventajosa en acuerdos económicos. El reconocimiento israelí en 2023 de la soberanía marroquí sobre el Sáhara marca un antes y un después con Marruecos. ↩︎
  3. 3. Vemos que ante cuestiones como los sucesos de 2016-2017 del Movimiento Popular o Hirak del Rif, la idea de hacer política no es única ni exclusiva del Estado. Las luchas populares que encontramos en el Norte de África han sido más comunes de lo que inicialmente se pueda pensar, bien siendo estas desarrolladas por pueblos amaziges o bien por generaciones juveniles —caso de las protestas de GenZ212 mucho más recientes—, estas han reivindicado la construcción de una realidad política y social distinta a la de las pretensiones de la monarquía alauita, en defensa de unos intereses comunes mucho más amplios que los otorgados por el régimen actual. Pese a que los medios más tradicionales busquen ignorar este hecho, si ahondamos en la búsqueda de información sobre las luchas de los pueblos con los que el Estado español comparte sus fronteras más meridionales, hallaremos contenido más que suficiente. Para más información relativa a este tipo de cuestiones, recomendamos la lectura de este artículo: https://www.elsaltodiario.com/marruecos/hirak-rifeno-una-revuelta-descabezada-pero-no-derrotada ↩︎
  4. 4. Siendo ejemplo lo sucedido en Melilla en 2022: https://www.elsaltodiario.com/melilla/disparos-aire-devoluciones-caliente-20-hospitalizados-dos-dias-saltos-valla-melilla ↩︎
  5. 5. Nos referimos con este término a la actual dinastía reinante en Marruecos, cuyos orígenes se remontan a 1631. ↩︎
  6. 6. Bártulo (2021): La historia prohibida del Sáhara Español, p.216 ↩︎
  7. 7. Bártulo (2021): La historia prohibida del Sáhara Español, p.222 ↩︎
  8. 8. Marruecos fue el primer Estado del mundo en reconocer a EE. UU. como país. Sus relaciones diplomáticas se remontan a 1777. ↩︎
  9. 9. Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental. ↩︎

 

 

 

jueves, noviembre 27

Más represión (y burorrepresión) al activismo


Detenido e investigado por investigar a policías infiltrados

Jorge Jiménez militó durante años en el desaparecido colectivo Distrito 14, donde coincidió con chicos como Carlos y Sergio, con los que desarrolló una relación de amistad y confianza. Años después, acabaría por descubrir que éstos eran agentes de policía infiltrados en su colectivo que habían traicionado su confianza. Esta experiencia le empujó a participar en iniciativas de divulgación y crítica política de esta práctica, como la publicación a principios de este año del Manual para destapar a un policía infiltrado.

El 15 de septiembre, El Salto informó que Jorge había sido denunciado y detenido, precisamente por investigar a varios de los policías infiltrados que, en los últimos dos años, han sido destapados por medios como La Directa y El Salto. Jorge estaba estudiando dónde residían y qué bienes tenían, a fin de sopesar si presentar denuncias contra ellos por cometer delitos contra la intimidad. Por ello, la policía le imputa delitos como falsedad documental (por pedir notas simples de ellos en el Registro de la Propiedad) y revelación de secretos (por supuestamente publicar en redes sociales en qué ciudades residen).

La causa sigue abierta y se encuentra pendiente de ver si se archiva, puesto que la defensa de Jorge sostiene que nada de lo que ha hecho se tipifica como delito en el Código Penal. Pero, de forma paralela, la Agencia Española de Protección de Datos ha iniciado un expediente informativo por supuestamente difundir los nombres, apellidos y fotos de algunos de los agentes encubiertos que fueron destapados por medios de comunicación y le ha advertido que podría abrirse un procedimiento sancionador y acabar siendo multado.

Más información en @j28030 (Bluesky)

Represión contra las movilizaciones por parar la Vuelta

Pese a que el perridente Sánchez manifestara su “admiración” por quienes salieron a protestar contra la presencia israelí en la Vuelta ciclista, su policía acabó por detener a cinco activistas en l’Alt Empordà, a doce en Asturies, diez en Galiza y dos en Madrid en el marco estas movilizaciones. Además, varias otras fueron identificadas y, a finales de septiembre, la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte abrió expedientes sancionadores y propuso multas de entre 3.000 y 5.000 euros para 38 de ellas. Un ejemplo de cómo la burorrepresión pretende alcanzar el mismo efecto desmovilizador que la represión penal y policial pero con medios más sutiles e invisibles; en vez de detenerte ante decenas de cámaras y miles de compañeras, te llega una carta a casa y te sangran económicamente.

Más información en @defendemos.palestina (Instagram)

Detenidas en la manifestación de apoyo a Palestina

El pasado 4 de octubre, en el marco de la masiva manifestación en Barcelona por el segundo año del genocidio en Gaza, 10 personas resultaron detenidas después de que una manifestación improvisada de 2.000 personas saliera desde l’Arc de Triomf (donde terminó la oficialmente convocada), hacia Plaça de Catalunya. A las detenidas se les imputa causar destrozos en empresas que colaboran con la ocupación, como McDonald’s, Carrefour o Starbucks, y enfrentarse con los Mossos d’Esquadra.

Por otro lado, ese mismo día, al menos ocho policías de paisano se infiltraron en la manifestación convocada por la Coordenadora Galega de Solidariedade coa Palestina en Santiago de Compostela y, en su transcurso, golpearon y detuvieron a un rapaz. Según relata O Salto, los hechos ocurrieron cuando varios agentes de paisano cargaron contra los miembros de la Asociación Galego-Arxentina pola Memoria (AGAMA), que portaban una pancarta enorme con el nombre de los más de 60.000 palestinos asesinados en los últimos dos años. Al verlo, el chaval, que desconocía que eran agentes de policía, se puso en medio para mediar y acabó reducido, llevándose un porrazo en la pierna y con el móvil roto. Al poco tiempo fue liberado y se le informó que le llegará una citación.

Indultados Javitxu y Adrián, dos de los 6 de Zaragoza

Después de 526 días en prisión para Adrián y 491 para Javitxu, el Gobierno español concedió, a mediados de septiembre, el indulto a los dos de los cuatro antifascistas encarcelados en el caso conocido como “Los seis de Zaragoza”.

Desde la Plataforma ‘Libertad 6 de Zaragoza’ valoran la liberación de Javitxu y Adrián como una “victoria colectiva del movimiento popular”, que “durante seis años ha denunciado la represión del Estado y la vulneración del derecho a manifestarse y organizarse frente a los discursos de odio de la extrema derecha”.

Este logro nunca hubiera sido posible sin la creación de una plataforma plural y diversa, compuesta por personas individuales, colectivos sociales, sindicatos y organizaciones políticas que han trabajado incansablemente en manifestaciones, concentraciones, ruedas de prensa, campañas en redes sociales, mesas informativas, pegadas de carteles, repartos de octavillas, actos, crowdfunding y eventos de recaudación de dinero”, señalan en un comunicado.Sin embargo, la Plataforma advierte que “no podemos hablar de satisfacción” porque “sigue siendo injusto” que Imad y Daniel, los otros dos jóvenes aún encarcelados, no han recibido el mismo indulto. “Se trata del mismo caso, las mismas detenciones aleatorias y las mismas sentencias injustas. ¿Por qué no se les ha aplicado la misma medida?”, cuestiona la Plataforma para afirmar que “el objetivo del Gobierno PSOE-Sumar” es “dividir el movimiento” y “acallar la movilización social” generada por este caso.

Otro aspecto crítico que señala ‘Libertad 6 de Zaragoza’ es la parte económica de la sentencia, que podría alcanzar los 200.000 euros entre multas, indemnizaciones y costas, afectando de manera directa a los presos y sus familias y perpetuando la doble penalización de las personas de clase trabajadora. “No se ha hecho justicia”, subrayan, porque aunque se conceda el indulto, la carga económica se mantiene intacta.

Más información @Libertad6zgz (Twitter e Instagram)

 

https://www.todoporhacer.org 



 

lunes, noviembre 24

Socavando la montaña mercantilizada

 


Lo hemos visto en demasiadas ocasiones: decenas de montañeros haciendo cola para poder coronar una cumbre de las que llaman míticas. O montañas de basura acumuladas en parajes alpinos que parecieran haber sucumbido a la pasión del ser humano por las alturas. Hablamos, claro, de los efectos secundarios del alpinismo bajo el régimen del capitalismo de pantallas.

Lo hemos visto por la televisión o en nuestros teléfonos móviles, pero no hace falta ir muy lejos para darse cuenta de hasta qué punto las dinámicas sociales del capitalismo han permeado la práctica de los deportes de montaña en la actualidad. Depredación del medio ecológico, turistificación de entornos naturales, proliferación de rocódromos vinculados a grandes grupos empresariales, deportivización extrema… Y junto a todo lo anterior, la casi obligada exhibición del logro, la integración del éxito deportivo en el branding personal que favorecen las redes sociales y la búsqueda de una anhelada singularidad que, por un lado, corroe los vínculos humanos y, por otro, nos desconecta de toda la otredad que atesora la montaña.

Una tónica generalizada en la mayor parte de los deportes, sobre todo en los que se practican individualmente, y que se replica, al menos en lo que tiene que ver con la explotación de la marca personal y la búsqueda desesperada de una singularidad exclusiva, en aquellos entornos cerrados destinados a la optimización del cuerpo y la mente, ya sean gimnasios, spas o retiros espirituales.

Y es que, a día de hoy, la práctica deportiva y el cuidado del cuerpo, se diría que junto a la psicología positiva y el coaching, se han convertido en dos elementos clave en la producción de una subjetividad que contribuye a la fragmentación social, la individualización de las problemáticas sociales y su patologización; una subjetividad que, a partir de lo anterior, pareciera relacionarnos con el mundo exterior a través de una manera de vivir compuesta de sucesivas experiencias de consumo. Porque sí, la montaña también puede ser consumida, y al menos para algunos lobbies empresariales, debe serlo sin cortapisas, ya que se la explotación de los entornos naturales ha de ser un elemento de primer nivel en la reestructuración de la industria de servicios que ha de sostener la nueva fase del capitalismo verde.

Sin embargo, y como casi en todos los ámbitos de la sociedad, también en la práctica del alpinismo y la escalada hay voces disidentes. El pasado 19 de junio, por ejemplo, en una mesa redonda organizada por Piedra Papel Libros en la sede madrileña de la Fundación Anselmo Lorenzo, se dieron cita varios colectivos para hablar de montañismo desde una óptica anticapitalista y eminentemente libertaria. Entre estos colectivos, la Unión de Grupos Excursionistas Libertarios de Madrid, que podría considerarse heredera de aquellos grupos anarquistas que antes de la Guerra Civil hacían de la conexión con la naturaleza una herramienta clave para la autoemancipación de la clase trabajadora, apuesta por un modelo de alpinismo y escalada que, al mismo tiempo que fomenta una práctica desmercantilizada y anticompetitiva, contribuye a volver a conectar el alpinismo con el legado de valores revolucionarios asociados al anarquismo ibérico.

Precisamente, esas genealogías militantes, más concretamente, aquella que conecta a los colectivos anarquistas de montaña de la actualidad con los grupos naturistas y excursionistas libertarios de principios del siglo XX, se pueden rastrear, aun de manera parcial, en La bandera en la cumbre, de Pablo Batalla Cuesto, autor también de La virtud en la montaña. Vindicación de un alpinismo lento, ilustrado y anticapitalista.Hablamos de dos libros que forman parte de una fecunda cosecha editorial en la que también podemos citar algunas obras importantes y arriesgadas, como Alpinismo bisexual y otros escritos de altura, de Simón Elías, Escalantes e Ingrávidas, de María Francisca Mas Riera, o Cartografías nómadas, Quebrantahuesos, La montaña apócrifa y Fin de cordada, de Olga Blázquez, responsable también del blog Antecima Anticima, donde se pueden leer y descargar gratuitamente algunos trabajos bien interesantes como Sociología del trabajado asociado al montañismo.

Nos encontramos, pues, en un momento donde la progresiva mercantilización del alpinismo y la escalada está siendo contestada, tanto a nivel teórico como práctico, por una pequeña constelación de grupos cuyo trabajo está abriendo nuevas vías de oposición al modelo hegemónico. Rocódromos autogestionados, colectivos anticapitalistas de montaña, grupos excursionistas de inspiración ácrata, libros y fanzines, encuentros y jornadas… No son pocos los proyectos e iniciativas que desde distintos ámbitos están planteando alternativas reales.

Esperemos, por supuesto, que este movimiento vaya creciendo en los próximos años, multiplicando esas voces disidentes y evidenciando que es posible intervenir en una arena política ―la del deporte― hasta hace bien poco pretendidamente desconflictivizada. Estaremos atentos.

 

Juan Cruz López, editor de Piedra Papel Libros

https://www.elsaltodiario.com 

viernes, noviembre 21

Luciérnagas en off

 


LUCIÉRNAGAS EN OFF



Las luciérnagas se han apagado.

Borrachos e iracundos

varados en semáforos con prisa,

rojo o verde, izquierda o derecha,

confundidos por el GPS que direcciona el sentido.




De nuevo,

las luciérnagas se han apagado.

Los oligarcas de las luminarias

han provocado su baja,

ellas no querían atraer a la presa,

no pretendían vender un champán,

ni unas nuevas viviendas

que ni en cinco vidas

una familia modesta podría comprar.




Antes las luciérnagas brillaban

como luces fluorescentes de neón,

iluminaban los campos con una danza

que dibujaba un mar de lima,

pero se volvió monótona su función.




El capitalismo ha convertido en diversión

las luces fluorescentes de neón, el pole dance,

el machito que, con dinero,

promociona la siguiente violación.





Christian Mingorance Gijón

En: Voces del Extremo. Poesía y paraíso. Ed. ACSAL. 2025

martes, noviembre 18

De la crisis social al orgullo nacional: cómo la extrema derecha seduce a la nueva generación europea

 


Mientras la sociedad europea se hunde en la inflación, los problemas de vivienda y los recortes derivados del fracaso del neoliberalismo, una parte de la juventud busca respuestas en quienes prometen orden y soluciones sencillas a problemas complejos.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los partidos abiertamente fascistas desaparecieron; sin embargo, las élites económicas y militares que los sostenían sobrevivieron. Europa se reconstruyó gracias a pactos que ofrecían crecimiento económico a cambio de paz social, apoyados en la democracia y el estado de bienestar. Aunque el fascismo fue derrotado militarmente, su ideología no desapareció del todo.

Con la crisis del Estado de bienestar, la derecha radical comenzó a transformarse: abandonó su vertiente más nacionalista a cambio de adoptar una competitividad autoritaria y una crítica hacia lo público. A partir de los años 90, esta corriente dejó atrás el fascismo explícito y adoptó un discurso centrado en la reducción de impuestos, la oposición a la inmigración y el rechazo a políticas progresistas. Esto dio lugar a movimientos como el Front National en Francia, que abrieron la puerta a la nueva derecha: ya no llevaban uniformes, sino corbatas y trajes.

La nueva generación europea tuvo que vivir la crisis de 2008 y la de 2020, y afrontar sus consecuencias: estabilidad y futuro escasos, con pocas oportunidades de progreso.

Este vacío fue aprovechado por la extrema derecha, que reapareció no tanto como herencia directa del fascismo, sino como respuesta emocional a la precariedad y al fracaso del mercado. Su discurso caló especialmente en sectores vulnerables gracias a la adaptación a las redes sociales, donde ya no era necesario ocultar su pasado. Lo que antes era inconfesable —racismo, misoginia o homofobia— en ciertos espacios se presenta ahora como una opinión legítima. No estamos regresando al fascismo de los años 30; estamos ante su versión contemporánea. Este discurso ha logrado influir en la juventud europea no solo debido a la crisis económica, sino también a una crisis de identidad masculina, donde los adolescentes socializados para medir su valor en términos capitalistas se enfrentan a precariedad y frustración. La derecha radical ofrece un refugio emocional a estos jóvenes: “volver a ser hombres de verdad”. En foros y redes, influencers y gurús canalizan esta frustración hacia la misoginia y la violencia simbólica. El neoliberalismo fabrica hombres rotos, y la extrema derecha promete repararlos a golpes.

El racismo no se limita a grupos neonazis o asociaciones extremistas; es estructural: está presente en la policía, los medios y las leyes migratorias. Cuando los jóvenes observan que el Estado criminaliza la pobreza y la migración, estos mensajes se interiorizan. La derecha radical lleva esto al extremo, identificando culpables visibles (el inmigrante, el pobre, la mujer…) frente a un malestar que proviene en realidad de un sistema económico desigual. El racismo funciona como válvula de escape del miedo social, canalizando el descontento hacia abajo en lugar de hacia arriba.

Según el estudio European Election Studies 2024, más del 21% de los adolescentes europeos se inclinan por partidos de la derecha radical, frente a un 14% de mujeres. Esta cifra indica un apoyo significativo, pero también una brecha de género que se ha ensanchado recientemente, vinculada a la crisis de identidad masculina. Estos datos muestran la urgencia de actuar. Como respuesta surge la alfabetización mediática, destinada a desmontar la manipulación informativa, el discurso de odio y las burbujas algorítmicas, mediante talleres que enseñen a leer memes, identificar bulos y analizar algoritmos, promoviendo la autodefensa digital. Si el algoritmo adoctrina, la autogestión informativa libera.

Otra propuesta es reconstruir comunidad y redes de apoyo mutuo, sustituyendo la falsa pertenencia nacional por vínculos reales de solidaridad. Las cifras se pueden contar, pero la dignidad es algo que no se mide. Mientras el neoliberalismo destruye el sentido de pertenencia, la derecha radical intercambia identidad por obediencia. Sin embargo, en cada barrio, aula o pantalla, sigue existiendo una posibilidad: una juventud que se niega a rendirse ante el odio, que busca comunidad en lugar de fronteras y que elige la ternura en lugar del miedo. Si el siglo XXI va a tener una revolución, será la de cuidarnos unos a otros.

 

Héctor Martín Ortega

https://www.todoporhacer.org 

sábado, noviembre 15

Aceituneros altivos. Tiempo de cosecha en Palestina

 


En Palestina, octubre es el mes que se vincula con la cosecha de la aceituna. El mes que se espera. O el mes que ya no se sueña, como describe Nathalie Handal, escritora palestina nacida en Haití, en su poema Los olivos de Abu Jamal: “Día tras día / Trabaja la tierra / Nunca tuvo paz / En toda su vida / No ha tenido sueños / Cree sólo en lo posible / Sus instintos consideran a la vida y a la muerte / Le cuenta historias a su mujer / Para recordar cómo se ve ante los demás / Sus ojos ahora están vacíos / Sus tripas heladas / Sus olivos fueron arrancados de raíz. / Y luego con una sonrisa dice: / Me encantaría saber los nombres / De los que van a recoger las aceitunas / En nuestra tierra el próximo octubre… / ¿De qué árboles?, pregunta ella”.

¿De qué árboles, si (también) los han asesinado? No se sabe cuántos olivos fueron arrancados durante los años de la Nakba, mientras quienes los cuidaban se vieron forzadas a abandonarlos y dejar sus tierras. Sí que hay registros, espeluznantes, a partir de la ofensiva de ocupación israelí desplegada desde 1967: desde entonces hasta el 2023, han sido alrededor de un millón los olivos talados o extirpados. Y durante estos dos últimos años de asedio, la acometida contra los olivos también ha formado parte de la estrategia genocida del Estado de Israel. Por dos razones. Los olivos representan, con su firmeza, con su perseverancia, con su permanencia, la sumud palestina, la resistencia. Y porque los olivos son, en esencia, el sustento palestino.

Como era de prever, el alto al fuego no se ha producido, pero tampoco se vislumbra ninguna voluntad de Israel de poner fin al genocidio. Aunque los crímenes directos sobre la población se hayan podido reducir tras el acuerdo anunciado en Egipto, los otros métodos de exterminio siguen en marcha. Y entre ellos se mantiene bien activa la estrategia de acabar con los medios de subsistencia alimentaria del pueblo palestino. En referencia a los últimos episodios de este genocidio, Javier Camilo Guevara Rodríguez, especialista en Derecho del Medio Ambiente de la Universidad Externado de Colombia, defiende que “la destrucción de los medios de subsistencia agrarios no puede considerarse un daño colateral. La magnitud, sistematicidad y efecto acumulativo de estos actos sugieren un patrón de destrucción deliberada”.
Las cifras, aunque frías, lo corroboran. Si en marzo de este año la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertaba de que el 60% de las tierras cultivables habían quedado inutilizadas, hace pocos días, otra de las agencias de Naciones Unidas, la UNRWA (Agencia para la Ayuda a los Refugiados de Palestina), habló ya de la destrucción de casi todas las tierras agrícolas de la Franja de Gaza. En CTXT también denunciamos la destrucción de otro de los elementos identitarios de cualquier pueblo: el banco de semillas de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola (UAWC) de Palestina, organización de campesinas y campesinos que el estado de Israel tiene calificada como organización terrorista.

Aún más. Hace pocos días hemos sabido que Israel ha activado el proceso de deportación de 32 activistas internacionales que, acogidos por la UAWC, se desplegaron por los campos en cosecha, cual flotilla terrestre, para protegerlos en un momento tan trascendental. Para llevar a cabo la detención y deportación, Israel ha argumentado que habían entrado en una “zona militar cerrada”, acusación completamente falsa, según explica la UAWC. De todas maneras, los activistas restantes, conviviendo con las familias campesinas palestinas, continúan apoyando la campaña de recogida de aceitunas.
Tierras debastadas, semillas destruídas, campos envenenados para acabar con el sistema agrario palestino; pero sobre todo violencia para garantizar el genocidio de su campesinado (fellahin), el cual, como sus olivos, nació en esas tierras y allí permanece y resiste. Altivo.

 

 Gustavo Duch 24/10/2025 Revista CTXT

 

 



miércoles, noviembre 12

Alimentos IA



La tecnología –una azada, los satélites Starlink que estas noches comparten el cielo con las estrellas fugaces, los móviles en las aulas o el charkha, la rueca de madera que Gandhi y tantísimos millones de personas de la India usaban para autoproducirse su ropa– no es necesariamente buena. Ni necesariamente mala. Pero tampoco es neutra. Sí que es, como propone Etc Group, política.

Si en la actualidad la política que marca nuestras vidas, el capitalismo, está centrada en la acumulación de riqueza, podemos convenir que las motivaciones que hay detrás de cualquier propuesta de innovación tecnológica no pretenden encontrar la mejor manera de hacer las cosas, sino cambiarla para incrementar la cuenta de resultados. Aunque las nuevas técnicas no mejoren las anteriores, aunque no sea necesario cambiar nada, aunque cambiar una cuestión genere muchos impactos negativos en otros ámbitos… toda tecnología es aceptada si da con la tecla adecuada para dicho fin lucrativo. Hasta tal punto que, no sé si será por esta ambición económica que todo lo moviliza, nuestra civilización occidental nunca está satisfecha y las palabras cambiar y mejorar las entendemos como sinónimos.

Sustituir a las y los cajeros de los comercios por tecnologías de pague usted mismo, ¿ha mejorado la atención? ¿Ofrece más y mejores puestos de trabajo? Claramente no, pero lo justificamos porque rebaja costes e incrementa beneficios, el único problema que parece trascendental resolver. Diseñar tecnologías para reducir en una semana el engorde de un pollo, no solo para reducir costes de producción, sino también para poder engordar más pollos en el mismo tiempo, ¿qué grandísimo problema resuelve?


Pongo este último ejemplo porque los grandes cambios en los sistemas agrícolas de todo el mundo, pasar de modelos campesinos y artesanales a producciones industriales e intensivas, se derivan de la introducción de toda una serie de propuestas y paquetes tecnológicos que se implementaron (con diferentes grados de violencia) en tanto resolvían una ecuación falseada: el hambre en muchos lugares del planeta derivaba de los bajos índices de producción de alimentos de la agricultura a pequeña escala. Ignorando, intencionadamente, la relación directa del hambre con el expolio colonialista o el acaparamiento de las mejores tierras en muy pocas manos. Lo ocurrido después ya lo sabemos, las comunidades campesinas de todo el mundo han perdido su soberanía y sustento y las corporaciones que lideraron la respuesta tecnológica, la llamada revolución verde, decenios después, son enormemente poderosas.
En concreto, según los últimos informes de Grain y Etc Group: dos empresas controlan el 42% del mercado mundial de semillas comerciales; dos empresas controlan el 40% del mercado mundial de pesticidas; cuatro, el 43% del mercado mundial de maquinaria agrícola; seis el 60% de los fertilizantes de potasio; y el 68% del mercado farmacéutico de sanidad animal se lo reparten diez corporaciones. Y algunas, como Bayer, figuran en varias de estas categorías.

Pero, lejos de cuestionarnos cómo la tecnología es también un arma de control y de dar y quitar poder, hoy en día se la considera como la única forma existente para resolver los problemas derivados de la crisis climática. También los que provoca en la agricultura. Recientemente, por ejemplo, la revista Nature ha publicado una revisión científica que analiza cómo el matrimonio entre inteligencia artificial y biotecnología puede “transformar la producción agrícola mundial, ayudando a construir sistemas alimentarios más resilientes frente al cambio climático, las plagas y el crecimiento de la población”. Y aunque estamos produciendo alimentos para 10 mil millones de personas, las soluciones que se nos proponen son pedirle a la inteligencia artificial que decida cómo modificar el genoma de las plantas para crear nuevos cultivos. Y confiar en Ella. En su criterio divino.

Puede parecer un cierre fantasioso para este texto, pero es justamente todo lo contrario: vamos camino de comprar las verduras desde casa, y que el teléfono móvil desde donde efectuaremos la operación, el internet que nos conecte y los tomates que nos sirvan sean todos del mismo amo.


jueves, noviembre 6

Las personas curvas


 

 Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas.


A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.

A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!

Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.

No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.

A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.

 

Jesús Lizano 

lunes, noviembre 3

El concepto de libertad en las ideas anarquistas

 


La libertad es, para la filosofía anarquista, su tema central; de ahí que se haya dado en llamar libertaria. Para el anarquismo, la libertad constituye una conquista vital y social; la cuestión no es tanto que el ser humano sea libre de forma innata, sino que precisamente encuentra los caminos para ejercer su libertad porque es la característica primordial de su existencia.

Al margen de lo que pudieran pensar los anarquistas decimonónicos, la evolución de las ideas libertarias muestra una filosofía más vitalista que idealista, su concepto de la libertad no es abstracto sino marcado por una serie de valores concretos situados en un mundo en constante devenir. En la línea del pensamiento de Albert Camus, es el ser humano, también en la vida social, el que se muestra capaz (o no) de otorgar sentido a su existencia; la vida queda marcada para el anarquismo, en suma, por un esfuerzo constante de liberación. Insistiremos en que ese esfuerzo se muestra condicionado por multitud de fuerzas externas, de ahí que la lucha por la libertad pasa por la instauración de una sociedad no represiva que permita su crecimiento. Hay quien ha definido, y no podemos estar más de acuerdo, el anarquismo como una práctica de liberación (Formas y tendencias del anarquismo, Rene Furth). No se cae en ingenuidad alguna, se es consciente de que el individuo puede caer, y lo hace demasiado a menudo, en una inercia contraria a todo compromiso liberador; un motivo más para insistir en un concepto positivo de la libertad, en la construcción de una sociedad con las condiciones adecuadas para ejercerla.

Como ya se ha insistido numerosas veces, la libertad anarquista nada tiene que ver con la preconizada por el liberalismo, más propia del individuo aislado y necesitado para ejercerla de la explotación de sus semejantes y del privilegio económico. Recordemos, una vez más, las palabras de Bakunin: «La libertad sin socialismo es el privilegio, la injusticia. El socialismo sin libertad es la esclavitud y la brutalidad». Antes de eso, el propio Proudhon ya dijo que la libertad aislada, sin vida social, produciría «aún menos sociedad que bajo cualquier otro sistema». La libertad del anarquismo va estrechamente unida a la solidaridad, al apoyo mutuo; la libertad personal, la autonomía individual, no se relega nunca, se elude toda coerción, pero se recuerda constantemente la necesidad de la vida comunitaria. Por otra parte, solo la práctica de la libertad genera una mayor libertad, por lo que cualquier sistema autoritario es incompatible con el anarquismo. Por lo tanto, se rechaza dentro de la filosofía anarquista, tanto el individuo aislado, como el totalitarismo y toda forma autoritaria. Recordemos de nuevo a Bakunin: «Nada es más peligroso para la moral privada de hombre que el hábito del mando. El mejor hombre, el más inteligente, el más desinteresado, el más generoso, el más puro, se echará a perder siempre ante el mando. Hay dos sentimientos inherentes al poder que no dejan de producir nunca esta desmoralización: el desprecio de las masas populares y la exageración del mérito propio. El poder y el hábito de mando se convierten para los hombres, aun para los más inteligentes y virtuosos, en fuente de maldad intelectual y moral».

La libertad para el anarquismo, en definitiva, se realiza en la vida social. Otros conceptos para ejercerla en su plenitud son la solidaridad, el apoyo mutuo y el contrato libre.

De nuevo Bakunin:


«Yo no soy verdaderamente libre más que cuanto todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad es, al contrario, su condición necesaria y su confirmación. Yo no llego a ser verdaderamente libre más que a través de la libertad de los otros, de manera que cuanto más numerosos sean los hombres libres que me rodean y más profunda y amplia su libertad, más lo será la mía. Es, al contrario, la esclavitud de los hombres lo que pone una barrera a mi libertad; o, lo que es lo mismo, su animalidad es una negación de mi humanidad. La libertad, pues, es cosa complejísima, y antes que nada eminentemente social, ya que solamente en sociedad, y dentro de la más estrecha igualdad solidaria de cada uno para con todos, puede realizarse».

Adelantándose a lo estudiado tiempo después por la sicología social, Bakunin nos recuerda que


«cada hombre que conocéis y con el que os relacionáis, directa o indirectamente, determina vuestro ser más íntimo, contribuye a haceros lo que sois, a constituir vuestra propia personalidad».

La libertad implica, de forma obvia en el anarquismo, igualdad. Esa igualdad no es, por supuesto, uniformidad: es más, es la aceptación de la diversidad y de la complejidad lo que lleva a la negación de todo Estado. Frente a las propuestas liberales, formales y finalmente vacías, la libertad anarquista se realiza en función de los demás y de forma efectiva; nuestra autonomía implica a los otros, al igual que en un concierto en el que los músicos intentan sintonizar entre ellos sin que cada miembro pierda la libertad individual. La filosofía anarquista, como nos recordaba Herbert Read (Anarquía y orden), no es esencialista, no parte de ningún punto de partida; como se ha dicho anteriormente, la libertad en el ser humano es una condición posible de su existencia, sobre el individuo recae la responsabilidad de llevarla a cabo. Insistimos en lo pragmático de la filosofía anarquista. La elección de la libertad como parte fundamental de sus propuestas sitúan al anarquismo, con seguridad, como la más profunda y sólida de las teorías políticas modernas. Solo puede entenderse la idea de libertad en el anarquismo atendiendo a muchos otros conceptos: la igualdad, la pluralidad, la autonomía, la educación, la solidaridad como factor de cohesión social o el espacio público como diálogo y confrontación.

En este repaso somero por el concepto de la libertad en el anarquismo, mencionamos a Stirner, pero recordando su difícil acomodación a la filosofía ácrata. Su individualismo extremo, su exaltación de la libertad como una fuerza vital absoluta, le hace caer seguramente en cierto irracionalismo y le opone a la gran mayoría de los pensadores anarquistas; no obstante, su reivindicación de la soberanía individual y su lucha con toda abstracción y trascendencia, plasmadas en su espectacular obra El único y su propiedad, merecen ser siempre recordadas. Para las ideas anarquistas, al menos para la mayoría, por ser cautos, el ser humano es eminentemente social y solo en sociedad puede ser libre o esclavo, lo mismo que feliz o infeliz. El siempre pragmático Malatesta asegura: «Por consiguiente, en lugar de aspirar a una autonomía nominal e imposible, debe buscar las condiciones de su libertad y de su felicidad en el acuerdo con los demás hombres, modificando de acuerdo con ellos aquellas instituciones que no les convengan». La sociedad libertaria, huelga decirlo, es contingente y no resultado de ley natural alguna, resulta posible o no según lo decidan los seres humanos; Malatesta, lejos también de cualquier idealismo y parafraseando a Bakunin, «la libertad de un individuo halla, no el límite, sino el complemento en la libertad de los demás», considera ese aserto como una bella aspiración; no obstante, se recuerda la complejidad y pluralidad de la vida social, por lo que los gustos y necesidades de los demás suponen tantas veces una cortapisa a nuestros propios deseos. Se trata, no obstante, de una reivindicación de la necesidad de acuerdos mutuos y de la comprensión de los posibles conflictos y desilusiones que, sin duda, también existirían en una sociedad libertaria.


https://acracia.org/

viernes, octubre 31

Incendios. Capitalismo inflamable

 

 

En junio de 2017, tres incendios sacudieron el mundo de manera casi simultánea. En Pedrógão Grande, Portugal, 66 personas fallecían bajo las llamas en un campo asfixiado por el calentamiento global y los eucaliptales. En la Galería Nicolini de Lima, Perú, dos trabajadores morían encerrados en condiciones de semiesclavitud, en contenedores apilados en el tejado del centro comercial. En la Torre Grenfell, en Londres, un incendio mataba a 72 personas de madrugada, mientras algunas cenaban y otras dormían. 

En el libro Incendios, Una crítica ecosocial del capitalismo inflamable, Alejandro Pedregal recorre diferentes dimensiones de la violencia y peligrosidad del capitalismo a través de estos tres incendios casi simultáneos Hablamos con Alejandro para ver como cada uno de estos incendios sirve para reconstruir las condiciones históricas por las que la naturaleza ha sido mercantilizada, el trabajo explotado bajo el capitalismo global, y el neoliberalismo ha asaltado los espacios destinados a la reproducción social. 

Aquí, el fuego sirve tanto de metáfora como de fuerza material y tangible: expone la amoralidad estructural del orden capitalista, sus ciclos de destrucción social y ecológica, y su papel en la configuración de las condiciones planetarias actuales. 

linternadediogenes@gmail.com

martes, octubre 28

¿Qué se juega en el deporte?

 


El fútbol no es un deporte. Este es el título de un artículo que firma Fernando García Regidor para la página web de la CNT de Bilbao. En el texto, no demasiado extenso, el listado habitual de prácticas abominables que rodean al llamado deporte rey. Es un artículo que representa a la perfección la corriente de opinión que, aun defendiendo la práctica deportiva, rechaza los derroteros que ha tomado el deporte profesional, y más concretamente el fútbol, por lo que éste tiene de alienante, embrutecedor y capitalista.

Los argumentos a favor de esta corriente de opinión no son pocos. Si nos centramos, por ejemplo, en el fútbol, vemos como las grandes competiciones deportivas se han convertido en lucrativos negocios. Por otro lado, muchos de los clubes de fútbol han tolerado que sus cargos directivos hayan ido a parar a grandes empresarios que, en no pocas ocasiones, carecen de cualquier tipo de relación con los barrios y ciudades en los que se enraízan los clubes, y, lo que es peor, utilizan sus puestos de poder en la esfera deportiva para favorecer sus negocios privados. Y estos son solo un par de apuntes relacionados con la cuestión.

Teniendo en cuenta lo anterior, en los últimos tiempos no son pocas las voces que claman por un modelo de deporte, también en lo que afecta al fútbol, donde los intereses mercantiles queden marginados y sean los valores positivos del deporte los que tengan protagonismo. A partir de ahí, también encontramos una corriente de opinión, cada vez más importante en el seno de la militancia política y social de izquierdas, que considera imprescindible recuperar el deporte como una arena política en la que intervenir, apostando decididamente por un modelo deportivo que, por un lado, recupere su genealogía obrera y, por otro, sirva como correa de trasmisión de los valores antagónicos al capitalismo.

Al final, nos encontramos con un debate que no es nuevo. Como nos recuerda Gerard Pedret en La revolución deportiva. Anarquismo y deporte en Cataluña (1931-1939) (Piedra Papel Libros, 2022), no son pocos los artículos escritos en la prensa anarquista catalana que dan cuenta de la pugna entre aquellos sectores del movimiento libertario que consideraban el deporte una forma de entretenimiento burgués, y aquellos otros que apostaban por la creación de clubes deportivos asociados a la clase obrera para, entre otros objetivos, favorecer espacios de sociabilidad saludables entre los jóvenes y utilizar el tejido deportivo con fines proselitistas.

En realidad, el rechazo a las derivas mercantilistas del deporte y la apuesta por un modelo deportivo de carácter popular, han ido siempre de la mano. Sin embargo, hay una parte de la historia de la transformación del deporte en un espectáculo de masas que suele ser bastante ignorada y que, a día de hoy, sigue teniendo eco en las luchas emprendidas por los deportistas para mejorar su condición social. Tal y como nos cuenta Alberto Luque en Melé en las gradas. Reflexiones para la recuperación del deporte obrero (Piedra Papel Libros, 2022), fue precisamente la lucha por la profesionalización del deporte y la mejora de las condiciones laborales de los obreros que practicaban rugby o fútbol, la que permitió la socialización masiva de la práctica deportiva y su recuperación para los intereses de la clase trabajadora.

Efectivamente, desde finales del siglo XIX hasta la finalización de la II Guerra Mundial, la explosión de clubes deportivos vinculados a las organizaciones obreras se hizo sentir especialmente en Europa y Latinoamérica. Atrás quedaron aquellos clubes deportivos fundados por las grandes empresas capitalistas con el propósito de domesticar a sus plantillas. Por el contrario, durante estos años proliferaron los equipos creados directamente por militantes socialistas y anarquistas, y aquellos otros que, a pesar de no deber su creación a organizaciones de izquierdas, nacieron en barriadas obreras, pueblos mineros, distritos fabriles, etcétera. En ese sentido, si rastreamos la historia de buena parte de los clubes deportivos que hunden sus raíces en los albores del siglo XX, encontraremos que muchos de ellos han nacido por iniciativa de la clase trabajadora.

Junto a ello, no podemos olvidar que fueron los deportistas de extracción obrera ―aquellos que después de cada partido debían volver al tajo― quienes exigieron compensaciones por lesión, días de descanso y una retribución digna por jugar que, como en el rugby, siempre fue criticada por aquellos jugadores de extracción burguesa y aristocrática que defendieron el amateurismo a ultranza. Una lucha que canalizaron a través de un amplio repertorio de herramientas de protesta y reivindicación, incluida la huelga, que les permitió ganar una posición de fuerza con la que imponer sus legítimas demandas.

Históricas fueron, por ejemplo, la huelga de los futbolistas argentinos en 1931 y, mucho más recientemente, la huelga de los futbolistas españoles de 1979. Como histórica será también la lucha emprendida por las jugadoras de fútbol en el Estado español, que no solo han exigido la dignificación de sus condiciones laborales sino que se han plantado contra el machismo inserto en la estructura deportiva futbolística. Hablamos de una movilización que, por un lado, parte de unas jugadoras que son plenamente conscientes de sus orígenes humildes, y, por otro, se apoya en la emergente estructura sindical que está favoreciendo la articulación de este colectivo.

Llegados a este punto, parece justo abordar las implicaciones políticas del deporte no solo desde la óptica crítica con su deriva mercantil. Teniendo en cuenta esto, y siendo conscientes de la enorme repercusión que en nuestras sociedades tienen las distintas prácticas deportivas, parece aventurado despreocuparse de una arena política de primer nivel que, además, se ha construido socialmente a través de un corpus de aportaciones donde la clase obrera ha jugado un papel protagonista.

 

 Juan Cruz López

 https://labandadeloscuatro.blogspot.com

- Artículo publicado en El Salto

sábado, octubre 25

Bakunin frente a Marx

 

Hablamos con Carlos Taibo, que recién ha publicado Bakunin frente a Marx.
Un trabajo donde expone las relaciones, los caracteres, las desavenencias y conflictos entre estos dos personajes, al calor la Primera Internacional.

Pero, sobretodo, se ahonda en el debate de fondo que se estaba cocinando en la trastienda, y que tendría consecuencias y ecos siglo y medio después-


miércoles, octubre 22

La ideología de la Inteligencia Artificial

 


La IA son principalmente máquinas de síntesis de textos. Por lo tanto, no hay una conciencia inminente o una nueva entidad que quiere destruirnos. Lo que tenemos es propaganda, cuyo principal objetivo es acelerar despidos, alimentar especulación financiera y desviar inversiones y recursos para una nueva huida hacia delante de las élites económicas.

Hace más de ochenta años que se desarrollan modelos de informatización y automatización. Un cierto sentido del ridículo ha hecho que la mayoría de las personas implicadas en estas investigaciones hayan evitado llamarlo “Inteligencia Artificial”, o IA. En consonancia con el espíritu de nuestro tiempo, los nuevos tecnolordes MuskThielZuckerberg y Bezos han invertido cientos de millones en las redes sociales, el mundo académico y la prensa para promover el bombo de la “Inteligencia Artificial” y normalizar esta expresión. Pero su proyecto ideológico no es innovador.

La IA son principalmente máquinas de síntesis de textos (y en menor medida, máquinas de análisis y clasificación de imágenes y patrones para coches “autónomos” y deepfakes). Estas máquinas son incapaces de producir nueva información, no “piensan” sobre lo que están escribiendo, utilizando sólo la probabilidad de lo que se escribirá a continuación, de acuerdo con las bases de datos con las que han sido programadas. Por lo tanto, no hay una conciencia inminente o una nueva entidad que quiere destruirnos como el Terminator de James Cameron. Lo que tenemos es propaganda, cuyo principal objetivo es acelerar despidos, alimentar especulación financiera y desviar inversiones y recursos para una nueva huida hacia delante de las élites económicas y políticas.

La principal ilusión de la IA para el gran público ni siquiera son las probabilidades que construyen textos y listas generalmente coherentes, sino la fase de mejora de las respuestas, una nueva capa de pintura que produce un lenguaje casi humano. Lo llaman “Inteligencia Artificial”, pero su verdadero nombre es Modelo de Lenguaje a Gran Escala. Los modelos más famosos son ChatGPTClaudeGeminiDeepSeek y MechaHitler (Grok).

Teniendo en cuenta el desastroso estado de la información en Internet hoy en día, los modelos lingüísticos ya están sufriendo una especie de enfermedad de las vacas locas. Al igual que las vacas de los años 90 enfermaron cuando se las alimentó con harina de huesos y carne de otras vacas, los modelos lingüísticos también están degenerando cuando se programan a partir de los datos de Internet, donde ya hay tantos datos producidos por otros modelos lingüísticos, sobre todo ChatGPT, que los errores pueden engrosar hasta lo incomprensible. Al igual que la enfermedad de las vacas locas contaminó a los humanos, la IA nos está contaminando definitivamente.

Los modelos lingüísticos no van a acabar con la humanidad ni a sustituir las tareas esenciales de las sociedades y acabar con el trabajo inútil

 Las promesas que nos hacen los tecnolordes y políticos que siguen el furor de la IA son, en general, falsas, tanto las buenas como las malas. Los modelos lingüísticos no van a acabar con la humanidad ni a sustituir las tareas esenciales de las sociedades y acabar con el trabajo inútil. En realidad, están creando trabajo precario, mal pagado y oculto, entre otras cosas, por parte de personas que tienen que comprobar que las respuestas dadas por los modelos están en un lenguaje educado y no son el MechaHitler de Elon Musk haciendo llamamientos a genocidios judíos y violaciones masivas. Esto no significa en absoluto que no haya ya millones de personas despedidas por el furor de que ChatGPT u otro modelo lingüístico las sustituya. Muchas son recontratadas por menos sueldo poco después.

Los modelos lingüísticos actuales no producen conocimientos más allá de lo que ya contienen las bases de datos que los programaron. Hemos visto a negacionistas del clima afirmar que los modelos lingüísticos resolverán la crisis climática, pero esto es redundante. Los modelos basados en textos científicos y en décadas de negociaciones sobre el clima saben cómo resolver la crisis climática, que es de dominio público desde hace décadas: acabando con la industria fósil a muy corto plazo. Los modelos basados en la pseudociencia y en contenidos aleatorios sacados de internet vomitarán basura como respuesta. Si lo que entra en la programación de los modelos es malo, lo que sale sólo puede ser malo. La cuestión no es que una IA sea demasiado inteligente y nos aniquile, la cuestión es que no hay inteligencia de por medio.

Sin embargo, los modelos lingüísticos empiezan a utilizarse de forma generalizada, con algoritmos desconocidos y privados, gestionando cantidades ingentes de datos. Está garantizado que habrá interpretaciones erróneas de los datos y peticiones que causarán daños irreparables (en la salud, en los datos criminales, en los sistemas energéticos, en la asignación de ayudas sociales, como ya ha ocurrido en varios países). No habrá nadie a quien culpar de las consecuencias, ya que los multimillonarios que difunden la IA externalizan su responsabilidad en todo esto con el respaldo de las élites políticas.

La difusión de modelos lingüísticos a gran escala corresponde a un proyecto ideológico de los señores de la tecnología, que venden la idea de que los seres humanos no son más que versiones orgánicas de los ordenadores, reducidos estrictamente a lo que pueden producir. En el capitalismo, la principal promesa de la IA que cuenta es la posibilidad abstracta de hacer redundantes o innecesarios una serie de empleos. Ni siquiera se trata de hacerlos redundantes o innecesarios, sino simplemente de crear la ilusión de que pueden abrir la puerta al despido de millones de personas, sin ni siquiera tener que demostrar cómo la IA sustituiría a esas personas. Es el eterno retorno al “aumento de la productividad”, sustituyendo teóricamente la mano de obra por la tecnología. Para instalar este proyecto ideológico a gran escala, habría que normalizar el robo generalizado de datos y el fin de la privacidad, con sistemas de vigilancia y castigo permanente para los más pobres. Esto no tiene nada que ver con un gran avance tecnológico ni con ninguna tontería de concienciación global, la propuesta es la de siempre: hacer más ricos a los ricos a costa de quien trabaja.

Para la mayor parte de la población mundial, lo que cabe esperar de un proyecto así sería más pobreza y una degradación incomparable de cualquier servicio público

La envergadura del proyecto ideológico basado en la “Inteligencia Artificial” es catastrófica: sustituir a cientos de millones de personas que trabajan en la sanidad, la educación, la justicia, la ciencia, las artes, los servicios públicos y la prensa por la vaga promesa de una automatización que permita despidos masivos. Este proyecto ideológico conllevaría también una expansión masiva de los centros de datos y de las infraestructuras de red, disparando las necesidades energéticas y materiales en plena crisis climática. A los tecnolordes y a los políticos ilusos que los apoyan les importa poco si los modelos lingüísticos de IA no consiguen sustituir la mayoría de los empleos que quieren destruir. Los médicos de los señores de la tecnología seguirán siendo personas, al igual que sus profesores, abogados y servicios de información. Para la mayor parte de la población mundial, lo que cabe esperar de un proyecto así sería más pobreza y una degradación incomparable de cualquier servicio público y privado, entregado a loros automatizados construidos con bases de datos contaminadas por otros loros automatizados.

 

 João Camargo. Investigador en crisis climática y militante de Climáximo / El Salto