Recuerda siempre al Sáhara Occidental
Situado junto al archipiélago canario, a escasos 160 km entre Fuerteventura y El Aaiún —su capital—, el Sáhara Occidental es un territorio que se encuentra dividido. Por una parte, ocupado por el régimen marroquí desde 1975, por otra, con tropas del Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS), adscritas al Frente Polisario1 y leales a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), quienes tienen que vérselas en algunas áreas con zonas rodeadas por grandes muros y extensos campos de minas2.
La RASD, con una bandera idéntica a la de Palestina salvo por una estrella y media luna roja añadidas en su franja central blanca, es uno de esos mundos que nos es ajeno debido a su condena en el exilio de la desmemoria. La similitud en su bandera, por desgracia, no es el único elemento común entre la RASD y Palestina. Ambos países han sufrido y sufren el colonialismo imperialista de sus respectivos vecinos, si bien Israel busca construir su proyecto imperial —el Gran Israel— invadiendo y asimilando tanto Palestina como otros tantos territorios del Medio Oriente, Marruecos busca hacer lo propio —el Gran Marruecos— con el Sáhara y otros territorios del Magreb. Enfrentándose a los intereses de los países vecinos (Argelia, Mauritania, Mali), y manteniendo una postura beligerante ante cualquier amenaza que considere contraria a la representación de una identidad nacional que desde el Estado impone la monarquía marroquí3. La defensa de la idea de estado-nación pasa en ambos contextos por una estrategia ofensiva de irredentismo belicista en la que la Unión Europea termina haciendo grandes negocios. En el caso marroquí, además, financiando con el beneplácito del Estado español a un régimen dictatorial que controla su frontera más meridional y olvidando en el proceso el desastre humanitario causado por sus acciones hasta que este se hace insostenible4.
Tanto Israel como Marruecos buscan imponer su dominio por la vía de las armas, en ambos casos condenando al apartheid al pueblo vecino. En ambos casos estas pretensiones son combatidas por la vía armada. En ambos casos se ha prolongado el conflicto durante décadas. En ambos casos hay una realidad fundamentada en el desastre humanitario que sufre un pueblo, originario de su tierra; frente a la idea de nacionalismo exacerbado y excluyente de su vecino. Los frentes son distintos, la lucha anticolonial la misma. Todo ello, hace que hoy estemos aquí escribiendo estas líneas para comprender la resistencia del pueblo saharaui, para defender la causa de su autodeterminación. No obstante, cabría preguntarnos: ¿cómo se llegó a esta situación?
El final del colonialismo español en el Sáhara y el inicio de la Marcha Verde
Situándonos en el contexto final de la dictadura franquista, los acontecimientos de la Marcha Verde se desarrollarán en los estertores del régimen. Aprovechando la situación de debilidad del dictador en sus últimos días de vida, la monarquía alauita5 bajo las directrices de Hassan II —padre del actual Mohammed VI— aprovechará el escenario de incertidumbre que sacude al Estado español para iniciar su proyecto expansionista. Si bien estos planes comenzaron a florecer desde los últimos días de octubre de 1975, será definitivamente el 3 de noviembre cuando unos 350.000 participantes en la Marcha Verde queden a la espera de recibir órdenes desde Rabat. Siendo en su mayoría campesinos pobres reclutados en todas las provincias del reino, siendo transportados en diez trenes diarios hasta Marrakech. Desde allí habían sido trasladados hasta Agadir, primero, y hasta Tarfaya, después, en 7.813 camiones6. Es en este mismo día cuando se dan conversaciones entre Marruecos y España, haciendo la situación inevitable. A la monarquía alauita no le temblará el pulso para utilizar al pueblo marroquí en su beneficio.
El 6 de noviembre, en mitad de un caos desatado y sin que las negociaciones llevasen a nada, la Marcha Verde arrancó. Fuerzas represivas leales a Marruecos, camufladas en muchos casos como campesinos, avanzaban sin pausa con banderas marroquíes, estadounidenses, retratos de Hassan II y ejemplares del Corán. Al poco tiempo los manifestantes llegaron a la frontera con el Sáhara, asaltando el puesto fronterizo de Tah, ya abandonado. La marcha se internó desde aquí 10 km dentro del territorio saharaui. Se había pactado que solo permanecerían allí dos días y se retiraran, escenario que no se dio. Entre las caravanas de camiones, se habían infiltrado columnas de militares, vehículos con ametralladoras y blindados marroquíes que parecían avanzar hacia donde las defensas españolas se habían retirado. Ante una intervención nefasta de la ONU incapaz de hacer cumplir la soberanía del Sáhara y ante un tardofranquismo más preocupado por la salud del dictador que por la supervivencia de sus pretensiones coloniales, Marruecos solo tuvo que apostar más fuerte. Al día siguiente ya eran 100.000 las fuerzas que traspasaron la frontera, abriendo un nuevo frente hacia el este.
Bajo la amenaza de solo disolver la Marcha Verde si el Sáhara era entregado, las negociaciones se dieron con una posición de peso de Marruecos sobre el terreno y con una gestión pésima por parte del franquismo. Si bien había una serie de acuerdos internacionales que debían respetarse, la realidad fue que estos solo sirvieron de papel mojado y se tuvieron en cuenta superficialmente de cara a la galería. En cuestiones de fondo prevalecían los intereses marroquíes, quienes se comprometían a retirarse de la frontera si el Sáhara les era entregado. Los acuerdos entre Madrid y Rabat se firmaron al margen de la comunidad internacional y con el apoyo implícito de EE. UU. a Marruecos, siguiendo las pautas marcadas por Henry Kissinger en el contexto internacional de la Guerra Fría.
Hassan II ofreció a cambio del Sáhara la posibilidad de construir bases militares españolas en el territorio, acuerdos comerciales y de explotación de los fosfatos, facilidades en el acceso a recursos pesqueros de la región, protección de las inversiones españolas en el país, colaboración en industrias y complejos turísticos, alianzas estratégicas para controlar el estrecho e importantes partes del Atlántico… Todo ello de forma bilateral y sin consultar a nadie. Manteniendo un doble juego de legitimidad de cara a la ONU, mientras que la realidad era que las decisiones se estaban tomando tras bastidores.
El día 13 queda decidido que España abandonaría sus aspiraciones por el Sáhara. La ONU asumiría entonces la administración del territorio por un período de seis meses. En ese tiempo crearía una administración temporal, bajo la autoridad de un alto comisario, que estaría auxiliado por un grupo reducido de funcionarios. Para mantener el orden, España dejaría a 10.000 legionarios que sustituirían su gorra verde por el casco azul de Naciones Unidas7. En una reunión previa trilateral entre Marruecos, Mauritania y España, se anunciaba que esta última saldría del Sáhara el 28 de febrero de 1976, creando hasta entonces una administración temporal. En todo momento se rechazaba la voluntad de autodeterminación del pueblo saharaui, si bien finalmente se añadió una cláusula de referéndum que nunca se dio. El destino del Sáhara Occidental quedaba sellado, pues entre los días 12 y 14 de noviembre este fue escrito en los Acuerdos de Madrid sin el consentimiento de su pueblo.
El éxodo de la población saharaui hacia Argelia se produjo a raíz de ello desde febrero de 1976, a consecuencia de la retirada definitiva de España del Sáhara Occidental. Los combates entre las tropas leales al Frente Polisario contra el ejército marroquí siguen dándose hasta hoy, pues esta situación de ocupación se mantiene desgraciadamente hasta la actualidad. En 1979, Mauritania se retiraría del conflicto dejando fuera todas y cada una de las pretensiones que tenía para el Sáhara, pero Marruecos aprovechó desde entonces para ampliar su dominio en la zona.
El proyecto imperialista marroquí
Para comprender lo que es el Estado marroquí, primero debemos comprender lo que significa el Majzén. El Majzén es lo que podríamos definir como el «Estado profundo» marroquí, con el rey y la monarquía en su cúspide, le siguen de cerca la familia real, los grandes líderes del país y los servicios secretos. La alta cúpula militar, el cuerpo diplomático marroquí y la oligarquía empresarial de alto nivel, mantienen este orden intacto. Es una organización de la que en gran medida se desconoce su estructura y sus componentes, solo manifestada a través de la ostentación económica de sus élites junto a su capacidad para reprimir al pueblo. No existe una división de poderes propia de las democracias liberales, ejecutivo y legislativo —gobierno y parlamento—, se retroalimentan directamente de las órdenes dictadas por el Majzén. El poder judicial está influido por la ley islámica, siendo en efecto nula la separación entre Dios y el Estado —personificados en la figura del rey como máximo representante religioso y terrenal, tanto en lo civil como en lo militar—.
El Majzén es un grupo cerrado con una férrea jerarquía, completamente desvinculado de la sociedad civil al uso, pero por encima de esta. Aprecian pasar desapercibidos, y ejercen a su vez una política represiva inaudita contra toda oposición o movimiento contestatario que busque poner en entredicho su capacidad de dominación. Del mismo modo, conseguir la gracia del Majzén puede catapultar directamente al estrellato a cualquiera que sea capaz de acceder a semejantes privilegios.
Las zarpas del Majzén se extienden tanto dentro como fuera del país, teniendo una amplia red de informantes y organizaciones pantalla por todo aquello que forma parte de lo que consideran su ámbito de influencia. Desde 1975 controlan las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, destacando en el acoso y derribo a cualquier elemento vinculado a la causa saharaui o con simpatías hacia esta. Al mismo tiempo, se encarga de apoyar y proteger al movimiento colonial marroquí que se asienta en los territorios del Sáhara bajo las órdenes de Rabat. Con genocidios como los de Um Draiga en 1976, el desmantelamiento de los campos saharauis por las protestas de noviembre de 2010 o el bombardeo a los refugiados que huyen a Argelia; la política del terror materializado en masacres de civiles con el uso de napalm o fósforo blanco como arma, son la carta de presentación de la monarquía alauita.
Con un Marruecos que ve en el extremo oriental del Mediterráneo, en la Turquía de Erdogan y en el Israel de Netanyahu, ejemplos de regímenes autoritarios fuertes; se busca proyectar este expansionismo en los territorios occidentales mediterráneos. Haciendo una lectura de las tesis de 1956 de Allal El Fassi, Marruecos se proyecta como una realidad imperial fundamentada en el expansionismo y la reclamación de territorios pertenecientes a Mauritania, el Sáhara Occidental, Argelia, Mali y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. El proyecto del Gran Marruecos pasa por la subyugación directa de todos los pueblos vecinos bajo su gran bota. Siendo estas tesis usadas como instrumento para movilizar a la población marroquí con un discurso nacionalista, este plan se fundamenta ante todo en la persecución y el exterminio del pueblo saharaui, con la ocupación de sus tierras y la eliminación de toda resistencia.
Tantas ansias tiene el Majzén por el control, que estas incluso benefician a la Unión Europea, quien ve en Marruecos al perfecto guardián de sus fronteras más meridionales. El papel de las ciudades de Ceuta y Melilla en todo esto, junto a la existencia de una alta verja inhumana y afilada que separa al norte del sur global, responden al gran esquema de control migratorio en el que el Estado español se cuadra y saluda ante las órdenes dictadas desde Bruselas.
El Sáhara, por su parte, además de zona estratégica para controlar la salida al Atlántico desde el Mediterráneo, supone también una tierra rica en recursos como fosfatos, fundamental para el abono agrícola. Cuenta también con yacimientos de petróleo y gas natural a lo largo de la costa, junto con algunos depósitos de minerales tales como hierro, cobre y uranio, zonas pesqueras anexas al territorio y un enorme potencial turístico que la monarquía alauita se encarga de explotar —ofreciendo un proyecto de resort de lujo muy similar al propuesto por Trump en Gaza—.
Olvido, el peor enemigo. Argelia, Tinduf y los campos
El Sáhara Occidental, territorio geográficamente ubicado entre Marruecos al norte y Mauritania al sur, comparte también una pequeña frontera noreste con Argelia. Es en este país donde el gobierno de la RASD se encuentra exiliado, con gran parte de la población saharaui ubicada en Tinduf, en los campamentos de refugiados que huyen del régimen marroquí. Viven aquí unas 173.000 personas, más del 80% de la población autóctona del Sáhara Occidental.
Argelia, destacando en la defensa de la autodeterminación como cuestión geopolítica fundamental de su identidad nacional —por su trayectoria histórica en la independencia de Francia—, es el principal país valedor de los intereses del pueblo saharaui. Al ser históricamente tanto la RASD como Argelia países garantes de la defensa de la liberación de los pueblos, esta trayectoria de entendimiento y defensa de sus intereses ha logrado mantenerse hasta hoy. El proyecto del Gran Marruecos choca de igual forma frontalmente con los intereses nacionales de Argelia, encontrando el pueblo saharaui a un importante aliado en las fronteras del país vecino. Es aquí donde se ubica Tinduf, junto al gobierno de la RASD y las principales instituciones del Frente Polisario, funcionando la ciudad de Rabuni como capital provisional.
La situación de los saharauis en Tinduf se basa en la supervivencia. Compuesta por cinco campamentos que llevan el nombre de ciudades del Sahara Occidental: Bojador, Dajla, El Aaiún, Auserd y Smara, la vida en los campos —en mitad del desierto pedregoso— es dura. Con una climatología inestable de grandes lluvias ocasionales, temperaturas extremas e incontrolables vientos, impiden el desarrollo de una agricultura estable. Todo ello hace que la situación del pueblo saharaui en los campos se dé en condición de refugiados. Entre casas prefabricadas y edificios hechos de materiales de la zona, el pueblo saharaui subsiste pendiente de las victorias del Polisario en el territorio Occidental, donde cuentan con diversas zonas liberadas, y esperando a que la situación a nivel internacional les dé una salida.
Desde agencias internacionales —vinculadas a la ONU principalmente aunque no en exclusiva—, se ofrecen becas y ayudas para fomentar la salida aunque sea temporal de una situación tan hostil. En el Estado español siempre tuvo fama el proyecto «Vacaciones en Paz», agradecido en multitud de casos por quienes se han visto beneficiados del mismo. No obstante, ¿acaso es esto justo, suficiente? ¿Condenar a un pueblo al ostracismo por la desidia del colonialismo español? ¿Por dejar que el Majzén ejerza su dominio ante el Sáhara? El pueblo saharaui se merece más que eso. Siempre hay un horizonte más allá del asistencialismo, empezar a conocer su lucha es el primer paso.
Sáhara Occidental y la lucha de un pueblo por su existencia
El Estado español realizó un cambio definitivo de postura con respecto al Sáhara en 2022 cuando el actual gobierno de Pedro Sánchez se posicionó a favor de Marruecos e inició conversaciones con la monarquía alauita en materia migratoria, siendo algo que han utilizado como herramienta para forzar decisiones que favorecían directamente al Majzén. Por su parte, Estados Unidos —su socio más antiguo8— decidió apoyar en 2020 de manera abierta el dominio marroquí sobre el territorio abriendo consulados en las ciudades ocupadas de Dalja y El Aaiún. Francia, por su parte, siempre ha permanecido junto a Marruecos, siendo uno de sus socios más fiables en la zona del Magreb.
Los recientes acontecimientos plasmados en la Resolución 2797 de la ONU, nos llevan a una situación en la que el plan de ocupación marroquí para el Sáhara queda más que avalado con el apoyo de EEUU a la cabeza. Al haberse reconocido la soberanía de Marruecos sobre el territorio, el derecho de autodeterminación y la promesa de referéndum —que desde 1991 llevaba en el aire— queda definitivamente negada. Si bien la MINURSO9 mantendrá su estancia hasta 2026, la situación es ante todo desfavorable para un pueblo que lleva luchando por existir desde hace más de cincuenta años. Ante un Estado que ocupa de facto territorios que le corresponden al Sáhara, la monarquía alauita ejerce su dominio de forma explícita, persiguiendo cualquier oposición o voz mínimamente contestataria a la que se le ocurra poner la cuestión del Sáhara en entredicho. Marruecos se apoya una vez más en el régimen estadounidense para ejercer su poder en la zona. Mientras tanto, el Estado español y la Unión Europea abandonan de palabra y hecho al Sáhara.
La cuestión del sáhara ha sido un tema tabú en las reivindicaciones de GenZ212, quizás más por la represión que desde el Majzén se podría ejercer a quien se pronuncie a favor de su causa. Aún con todo, la histórica defensa de la autodeterminación del pueblo saharaui pasa obligatoriamente por la derrota de la monarquía alauita y las potencias imperialistas que la apoyan. La liberación del Sáhara pasa inevitablemente por la derrota del régimen marroquí y sus socios. Si en el futuro viéramos una unión de luchas entre los movimientos populares del Rif, los defensores de la autodeterminación del pueblo saharaui y la juventud contestataria marroquí, quizás ese sería el momento en el que el Majzén echase a temblar. Hasta entonces solo queda trenzar lazos y políticas de entendimiento entre aquellos grupos que combaten al despotismo, sea donde sea y tenga la forma que tenga, sobre el terreno.
Nuestro pueblo siempre ha apoyado la causa saharaui. En esta ocasión como en tantas otras, no nos quedaremos atrás. Citando al poeta británico Percy Bysshe Shelley en su Ozymandias:
Conocí a un viajero de una tierra antigua que dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño
y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.
Y en el pedestal se leen estas palabras: “Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!”
Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas».
Ningún poder es eterno, pues este siempre termina por hundirse bajo las dunas del desierto; cual gigante con pies de barro.
https://regeneracionlibertaria.org
- 1. El Frente Polisario reanudó los combates con Marruecos el 13 de noviembre de 2020, después de que Marruecos rompiera el alto el fuego de 1991. El Estado español comienza en ese año a ver con buenos ojos la ocupación marroquí del Sáhara. ↩︎
- 2. Israel ha jugado un papel destacado en materia de cooperación militar, estableciendo acuerdos históricos en materia de defensa, inteligencia y ciberseguridad en 2021. Ha suministrado drones, sistemas de inteligencia militar y sistemas de vigilancia a la monarquía marroquí, a cambio al sionismo se le ha otorgado una posición ventajosa en acuerdos económicos. El reconocimiento israelí en 2023 de la soberanía marroquí sobre el Sáhara marca un antes y un después con Marruecos. ↩︎
- 3. Vemos que ante cuestiones como los sucesos de 2016-2017 del Movimiento Popular o Hirak del Rif, la idea de hacer política no es única ni exclusiva del Estado. Las luchas populares que encontramos en el Norte de África han sido más comunes de lo que inicialmente se pueda pensar, bien siendo estas desarrolladas por pueblos amaziges o bien por generaciones juveniles —caso de las protestas de GenZ212 mucho más recientes—, estas han reivindicado la construcción de una realidad política y social distinta a la de las pretensiones de la monarquía alauita, en defensa de unos intereses comunes mucho más amplios que los otorgados por el régimen actual. Pese a que los medios más tradicionales busquen ignorar este hecho, si ahondamos en la búsqueda de información sobre las luchas de los pueblos con los que el Estado español comparte sus fronteras más meridionales, hallaremos contenido más que suficiente. Para más información relativa a este tipo de cuestiones, recomendamos la lectura de este artículo: https://www.elsaltodiario.com/marruecos/hirak-rifeno-una-revuelta-descabezada-pero-no-derrotada ↩︎
- 4. Siendo ejemplo lo sucedido en Melilla en 2022: https://www.elsaltodiario.com/melilla/disparos-aire-devoluciones-caliente-20-hospitalizados-dos-dias-saltos-valla-melilla ↩︎
- 5. Nos referimos con este término a la actual dinastía reinante en Marruecos, cuyos orígenes se remontan a 1631. ↩︎
- 6. Bártulo (2021): La historia prohibida del Sáhara Español, p.216 ↩︎
- 7. Bártulo (2021): La historia prohibida del Sáhara Español, p.222 ↩︎
- 8. Marruecos fue el primer Estado del mundo en reconocer a EE. UU. como país. Sus relaciones diplomáticas se remontan a 1777. ↩︎
- 9. Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental. ↩︎




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