No podemos celebrar el 8 de marzo.
Por supuesto que no.
¿Cómo os atrevéis
a sugerirlo?
Todo empezó un 8 de marzo.
Los pangolines se aparearon el 8 de marzo
dejando escamas picatostes
para sopa de murciélagos.
Un meteorito cayó el 8 de marzo
y de la polvoreda se enfermó
la Lombardía,
y por culpa del 8 de marzo
Vox se vio obligado a traer
a Raphael a un mitin en
el Palacio de Deportes.
Todas nuestras penas, y las de los iraníes
y los argentinos y los chinos
empezaron por el 8 de marzo.
Fue una repetición de Adán y Eva,
o más bien Eva y Eva
follando una manzana
y comiéndose las calles descaradas ese día,
(Adán sólo solidario,
sin tomar la dirección del movimiento),
y la caída del hombre fue el 8 de marzo, fecha fatídica.
Todas las comidas y las cenas desde entonces
son sólo una protesta silenciosa
contra la perfidia, el desprecio vuestro
hacia vuestras abuelas y las mías.
Cómo se os ocurre sugerir
que podéis salir a la calle
(no entrar a la tienda: ¡¡salir a la calle!!).
¡Cómo os atrevéis a decir que podéis salir
un 8 de marzo!
Queréis celebrar el 8 de marzo y sois unas brujas.
Os quemaremos en hogueras el 9 de marzo.
Os quemaremos. Os vamos a crucificar.
El 9 de marzo empieza nuestra Inquisición
y más aún en la Marca Hispánica.
Las brujas, a los bares.
NO SALGÁIS A LA CALLE EL 8 DE MARZO.
Extraído de https://latercarealidad.wordpress.com/
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