Mientras el feminismo avanza,
parte de la sociedad
tiñe sus cristales de morado,
un reducto de gentes
abanderan pasos hacia atrás.
Se resisten y violan,
se resisten y maltratan,
se resisten y matan.
Actúan como si se defendieran.
Como si la mujer quisiera arrebatarles
lo que es suyo.
Actúan en manadas.
Y no resulta extraño que eso ocurra,
cuando hay hombres políticos,
académicos,
intelectuales,
y prepotentes sabios,
que declaran:
“superado el machismo”.
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