Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

sábado, octubre 5

Ni Mataderos Ni Matadores


Incapaces de mantenernos impasibles ante la injusticia que supone la ganadería y la explotación animal, algunas individualidades antiespecistas con ganas y tiempo hemos decidido convocar una manifestación en contra de todos los mataderos el próximo 5 de octubre en diversos puntos del Estado español. Alzaremos la voz por los animales no humanos, que también alzan su voz en los mataderos, donde les callan para siempre. Gritaremos para amplificar sus gritos, para que quien todavía no se haya dado cuenta de este abuso pueda verlo. Para mostrar a las/os explotadores nuestro rechazo y repulsa. Para mostrarles cuántas/os somos y la potencia que tenemos. Porque cada vez somos más y es necesario ser vistas/os y oídas/os, tanto en las redes sociales como en las calles y en los centros de explotación.

La industria cárnica en el Estado Español


En los últimos meses hemos visto cómo se ha construido y puesto en marcha en Binéfar (Huesca), a pesar de la resistencia que han ejercido vecinas/os y activistas, uno de los mataderos más grandes de Europa, donde asesinarán a la increíble cantidad de 7 millones de cerdos al año. A este hay que sumarle el proyecto de macromatadero que pretende estar operativo en la localidad de Zafra (Badajoz) para 2021 y los alrededor de 600 mataderos que existen en el Estado español de todos los tamaños, donde se explotan y asesinan a tantos animales no humanos que las cifras, al ser tan abrumadoramente altas, resultan obscenas y difíciles de comprender.

En la actualidad la ganadería, actividad que nace en el Neolítico (hace 10.000 años), ha llegado al summum de la explotación sistematizada. Concretamente en el Estado español el paso de la ganadería extensiva a la industrial, donde las condiciones de cría de las/os demás animales son controladas de forma artificial para obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible, comenzó a finales de 1959 con el Plan de Estabilización. El fruto de esta sistematización y tecnificación sin precedentes es, obviamente, unos jugosos y enormes beneficios: el sector cárnico español ocupa el cuarto puesto en ganancias (tras el del automóvil) con 24.000 millones de euros al año, de los cuales 6.000 millones provienen de la exportación de 2,3 millones de toneladas de diferentes productos cárnicos.

Para obtener estos réditos ¿cuántos cuerpos tienen que ser explotados y sacrificados? Según los datos para la encuesta de sacrificio de ganado, se sacrificaron 1.015.747 bóvidos, 3.926.982 individuos ovinos, 555.064 cabras, 22.877.040 de porcino, 15.563 de equino, junto a las 346.710.000 aves y 17.939.000 conejos, ascendiendo la matanza a un total de 393.039.396 individuos en el primer semestre de 2019. Solo en medio año y contando únicamente a animales terrestres como vacas, toros, chotos, terneras, ovejas, corderas, cabras, cerdas, lechones, caballos, pollos, gallinas, codornices, pichones y un largo etcétera de animales, encubiertos por las categorías del lenguaje especista de las/os explotadoras/es.

En el medio acuático la masacre está camuflada en unidades de peso, más si son pequeños animales. Los datos expuestos más adelante son referidos a 2017 para pesca marítima y acuicultura (el marisqueo y la pesca fluvial no muestran datos): 940.633 toneladas de pescado vivo capturado, peces de acuicultura 381.630 individuos.

Para otras/os animales explotadas/os a través de la acuicultura, los datos están en toneladas: crustáceos 198,71; moluscos 244.233 y otros invertebrados 0,240.

 

Por qué estamos en contra


Aunque todo el mundo sabe que la carne que llega a los platos procede de animales asesinados, la industria cárnica se lo monta muy bien para establecer una desconexión entre los productos de origen animal y las vidas de los que proceden, a través de la cosificación de sus cuerpos, el ocultamiento de los mismos y la normalización de la explotación sistemática que sufren diariamente, tanto en las granjas, donde son privados de libertad y sometidos a una explotación constante y violenta; como en los mataderos, los lugares donde ponen fin a sus vidas. En los centros de explotación los animales no humanos son obligados a vivir en una cadena perpetua que les lleva irremediablemente hacia la muerte. Gallinas, pollos, cerdos, vacas, terneras o peces, están en manos de una industria que los tortura sistemáticamente desde su nacimiento, con el único objetivo de llenarse los bolsillos con dinero manchado de sangre.

Nosotras/os no estamos a favor de esta industria capitalista que sobreproduce, sobrealimenta, hacina e inmoviliza sus cuerpos en espacios reducidos donde no entra ni un rayo de luz, con el único fin de ser enviados lo antes posible al matadero. Tampoco estamos a favor de la farsa del concepto del bienestar animal, una estrategia de marketing de las/os explotadores de las/os demás animales que sirve estupendamente para lavar su imagen. Las medidas de bienestar animal no impiden el encierro de las/os demás animales ni su sufrimiento físico y emocional, y mucho menos su inevitable muerte.


El especismo


Todo esto es consecuencia directa del especismo, el sistema de creencias y prácticas que sostiene que los seres humanos somos superiores al resto de animales y por ello tenemos derecho a utilizarlos y explotarlos a nuestro antojo. Este complejo sistema de opresión basado en la especie, legitima a los seres humanos a utilizar a las/os demás animales para comer, vestirnos, entretenernos, experimentar sobre sus cuerpos y en general, satisfacer cualquiera de nuestras «necesidades» y deseos.

Estas creencias ya no se sostienen de ninguna manera: nadie con un mínimo de conocimiento y empatía puede poner en duda que las/os demás animales también sienten dolor, placer y otras emociones como alegría, tristeza o aburrimiento.

En julio de 2012 durante un congreso en Inglaterra, en el que participaron representantes de diversos ámbitos de la ciencia de prestigio internacional (entre ellos Stephen Hawking y el neurocientífico Philip Low) proclamaron la conocida Declaración de Cambridge sobre la Consciencia. En ella recogieron que los animales no humanos tienen consciencia de sí mismos como los humanos. Como tú y yo. Muchas/os ya sabíamos esto, al haber convivido con otras/os animales, y era algo ya conocido por la comunidad científica, decidiendo durante ese congreso hacer dicha declaración para el público general.

Si estamos a favor de la justicia social y en contra de las opresiones, la coherencia nos llevará a posicionarnos en contra de cualquier tipo de explotación y opresión animal.

 

¿Qué podemos hacer ante esto?


Lo primero que debemos hacer es deconstruir nuestro sistema de creencias: cuestionar e intentar deshacernos del especismo, implantado por la sociedad mediante la educación y la cultura, en nuestra mente y empezar a incluir a todas/os, sin excepción, en nuestra concepción de la justicia, la equidad y la libertad. En otras palabras, debemos posicionarnos como antiespecistas.

Además, es importante llevar a la práctica este posicionamiento a través del veganismo. Esto no es un estilo de vida ni de consumo sino la puesta en práctica del antiespecismo, a través de la no participación en la explotación animal en la medida de lo posible y con los medios disponibles por cada persona. Hay que tener cuidado, cabe añadir, con caer en el pensamiento erróneo de que los productos veganos provenientes del capitalismo serán la solución a la explotación animal. En los últimos años hemos visto que el veganismo se ha puesto de moda: en nuestros barrios no paran de surgir nuevos restaurantes veganos, y los productos «veganos» (empaquetados en un montón de plásticos y cajas con la etiqueta de la V o Vegan) cada vez ocupan más espacio en las estanterías de los supermercados.

Si tenemos en cuenta la definición de veganismo, es difícil denominar como veganos a unos productos producidos y comercializados por empresas explotadoras como Pascual, Campofrío o Mercadona. Sin ir más lejos, la empresa Vall Companys (dedicada a la explotación de cerdos) será la encargada de distribuir la hamburguesa vegetal Beyond Meat en el Estado español. El antiespecismo y el veganismo de ninguna manera pueden ir de la mano del capitalismo, ya que este sistema se basa en la explotación de la tierra, de los recursos naturales y de los cuerpos, tanto humanos como no humanos. Aunque entre los ingredientes de estos productos no encontremos ninguno de origen animal, el hecho de que estén envueltos en plástico o elaborados por personas sin un mínimo de derechos laborales en algún país empobrecido de otro continente, no encaja con la ética del veganismo y del antiespecismo. Es decir, de nada sirve que haya más productos «veganos» mientras procedan de la explotación y opresión. Ni el consumo ni el capitalismo nos harán libres.


Por último, creemos que es absolutamente crucial trabajar y organizarnos en colectivo para luchar por la liberación que ansiamos para las/os demás animales, incluidas/os las/os humanas/os. Por ello, os animamos a apoyar al movimiento de liberación animal de todas las formas posibles: difundiendo el antiespecismo utilizando todos los canales disponibles (radios, carteles, fanzines, redes sociales…), trabajando para hacer del veganismo algo más accesible para todo el mundo o realizando actos de movilización, visibilización y desobediencia civil, mostrando la no colaboración con el sistema de opresión y explotación animal. Además, por supuesto, os animamos a asistir a esta convocatoria, ya sea la de Madrid (Ni Mataderos Ni Matadores) o la de Barcelona (Ni Un Matadero Más); al 2N Antiespecista y a todas las demás que estén por venir.

Hasta que todas/os seamos libres.


                            Extraído de https://www.todoporhacer.org/


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