No hay Estado que durante su trayectoria no haya manchado su historia con la brutalidad de la guerra. Los conflictos bélicos, llevados a cabo entre potencias por intereses económicos, no han traído nunca nada más que miseria y muerte entre pueblos, mientras que los grandes poderosos jamás mueren ni morirán en el campo de batalla. Siempre ha funcionado de esa manera, mandar a las peones a defender una patria y unos intereses que nunca beneficiarán a nadie más que a los ricos. Aquí dejamos estas clásicas y sabias palabras para centrarnos en el tema actual:
Hoy seguimos viendo la barbarie, de una manera mucho más compleja que nunca, con más tecnología militar y armamentística. Otra vez más, la ciencia en vez de facilitar la vida a la población, se está utilizando para defender intereses de los estados y sus clases altas. De esta manera, la guerra, ayudada de los grandes avances tecnológicos se ha convertido en uno de los mayores negocios de los dirigentes. Así, el día de hoy en un mundo semi-globalizado y de grandes ejércitos nos encontramos con los mayores éxodos y genocidios de la historia.
Nos escandalizamos al ver por la televisión las mareas de refugiados, las imágenes del campo de batalla, etc. pero olvidamos que todo eso empieza aquí, en nuestros gobiernos y sus empresas. No sólo son los soldados los que toman parte en el conflicto armado y obligan a la población a abandonar sus casas por el fuego de los morteros, la guerra empieza en las fábricas de nuestras ciudades y pueblos, porque está claro que sin la venta de armamento no se podrían llevar a cabo las guerras.
Donde algunos vemos tristeza y muerte otros ven negocio, y desgraciadamente mientras haya mercado ahí fuera esto no parará. El armamento se lleva de aquí a los países compradores.
España es el cuarto país/empresa que más armas exporta a todo el mundo, un pequeño espacio del globo donde se suministra una gran cantidad de buques de guerra, drones, granadas de mortero, cañones etc. a cualquiera que enseñe sus billetes. Mientras que la televisión nos entretiene con series de narcos, asesinatos y traficantes para intentar brutalizarnos, no nos damos cuenta de que en los despachos de las grandes empresas españolas y en la clase política tenemos el mejor material para una serie que os aseguramos que sería muy difícil de ver.
Muchísimas empresas de nuestro país tienen contacto directo con la producción de armamento bélico y otras se dedican exclusivamente a ello. Así funciona, se crean los conflictos y luego se les vende el armamento. Estas corporaciones se componen como siempre, de empresarios sin escrúpulos dispuestos a beneficiarse de la muerte y por otro lado, de trabajadores dispuestos a producir riqueza para los jefes o accionistas y muerte para otros habitantes de “países desafortunados”. Nada extraño en el comportamiento de los trabajadores ya que desde niños han conocido la cultura del trabajo y han aprendido a llenar su nevera sin mirar al de al lado y los problemas que pueda generarle. Sin ningún tipo de remordimiento seguirán comprando “action mans” a sus hijos y llevando la desgracia a hijos de otros.
Detrás de todo esto están como siempre bancos como el BBVA, Santander, BBK, empresas como Nantia, Sener, Espal e incluso educación, que por ejemplo en las escuelas de ingeniería también se aprende a diseñar armas y a la hora de mandar de prácticas a los estudiantes de formación profesional no les importa a que se dedica dicha empresa donde los mandan. Nos gobiernan verdaderos psicópatas, mientras que nos hablan de paz y democracia desde sus poltronas, son los mayores criminales.
Por ejemplo, en el caso del País Vasco, los dirigentes de su gobierno autonómico, el PNV (Partido Nacionalista Vasco) invierte de manera indirecta y disimulada grandes sumas de dinero en el negocio militar, después, a nivel personal, convirtiéndose en gerentes y accionistas de dichas empresas. Este oscuro negocio fue una de las razones por la que los grandes barcos cargados de armamento, abandonaban todas las semanas el puerto de Bilbao con dirección a Arabia Saudí. Tras muchas protestas y acciones consiguieron paralizar la salida de armamento de las costas vascas, pero poco después empezaron a hacer lo mismo en el puerto de Santander, la lucha en el puerto cántabro continua. También se han llevado a cabo acciones en contra de factorías.
De la misma manera que a nosotros los medios de comunicación nos bombardean con el constante mensaje de que esas lejanas personas que viven en guerra son seres sin sentimientos, terroristas y carecen de corazón, a ellos, nuestros aviones les bombardean con munición real creada por nuestros vecinos llenos de sentimientos y corazón. Pero no nos equivoquemos, en este mundo todos sentimos, nos ilusionamos, lloramos, nos enamoramos, luchamos... Todos somos iguales y nadie debe morir por los intereses del capital.
¡No lo podemos permitir! ¡No dejemos que se produzcan armas! Todos sabemos que sólo el pueblo trabajador es capaz de llevar a cabo la producción y solo ellos lo pueden parar, porque los jefes no producen nada y en este caso aparte de quedarse con los beneficios dejan miles de cadáveres a sus espaldas. Parece imposible, pero como todo, está en nuestras manos.
Queremos dejar claro que no entendemos ser simplemente pro-refugiados, somos antiguerras es decir anticapitalistas. Hay que buscar el origen de los problemas para atacarlo y lograr la solución. El problema es el capitalismo como siempre, este avanzado capitalismo a nivel salvaje, devastador de todo medio, acompañado del nacionalismo, un invento creado muchos años atrás para acabar con la solidaridad entre pueblos e incitar a la población al odio e ir a la guerra por intereses de los que se enriquecen.
Así seguirá funcionando el sistema mientras que no trabajemos para ayudar a nuestros compañeros y hoy como siempre es necesaria la solidaridad y la concienciación. ¡Organicémonos y dejemos de ser cómplices de las guerras y sus asesinatos! Hoy mueren en otro sitio, mañana podemos ser nosotros. Nos están matando con una sonrisa. ¡Luchemos!
FAI Euskal Herria
Publicado en el periódico anarquista Tierra y Libertad, Enero de 2019
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