Para ser la mano y la protesta
que combaten con pan la bruma en un cuchillo.
Para transformar el miedo largo que nos sitia
y decir que no hay victoria
ni en los perros del amo ni en su caza del hombre.
Porque van a mirarnos los hijos del tiempo
altamente en su grito hermano decisivo
cuando estalla con la siembra su asirse a la esperanza.
Porque la vida, pese a todo, importa y con ella resistimos,
así puedas tú abrirme y escucharme:
que aquí se te invita a levantarte.
Por detrás del precipicio,
clarea urgente el canto de la espiga
desde el suelo que sois todos vosotros.
Enrique Falcón, Para un tiempo herido,
(Antología poética 1998-2008)
Ediciones Amargord
Desde el suelo que somos.
ResponderEliminarSalud!