Julius Van Daal
Bello como una prisión en llamas narra un episodio de la historia de
Inglaterra mal conocido en ese país y completamente desconocido por
estos lares: la primera gran insurrección proletaria de la era
industrial.
A comienzos de junio de 1780, la aprobación de una ley considerada
«papista» desencadenó un monumental motín que, sin jefes ni doctrinas, y
abundantemente regado con ginebra y otras bebidas etílicas, desembocó
en una gran fiesta popular a lo largo y ancho de la que entonces era la
ciudad más grande de Europa: Londres.
Al grito de «¡No a la esclavitud!» se quemaron las casas de los
políticos, se socializaron las destilerías, se destruyeron los símbolos
de la opresión y se incendiaron las prisiones, no sin antes poner en
libertad a los pobres (sus moradores habituales).
Esta breve narración viene a mitigar el desconocimiento, la ocultación y
la deformación de estas jornadas, que por olvidadas nos resultan aún
más memorables.
[…] De la noche, de los slums de Whitechapel o de Southwark, de los
tugurios y albergues, de los talleres y los puertos, de los burdeles y
las tabernas, surgen decenas de millares de pobres insomnes y sin
futuro. Se burlan del papa y del rey, de los tories y de los whigs, de
los ritos y de las rentas, del arte de gobernar y del de administrar.
Quieren cortarle la lengua a los sermoneadores o devorar la mano que les
arroja las migajas de la expansión mercantil, suprimir las leyes y la
autoridad para que todo sea de todos y ver arder los presidios en una
ciudad abandonada por los ricachones y los peces gordos. Ansían
apasionadamente el fin del orden existente. Arden en deseos de realizar
el viejo sueño de Cucaña de las grandes insurrecciones londinenses: ver
por fin echar clarete a las fuentes públicas. […]
Julius Van Daal nació en París durante la guerra de Argelia. La mayor
parte de su existencia ha transcurrido de arrabal en extrarradio, y así
sigue. Tras desertar precozmente de la escuela, probó varios meses de
salariado, lo que le decidió a evitarlo y a criticarlo en actos. Estuvo
entre los redactores del desplegable À bas le prolétariat, vive le
communisme, y de los periódicos L’Exagéré y Mordicus antes de
participar, en 1993, en la fundación del colectivo editorial
L’insomniaque, que sigue animando en 2012. Entre sus traducciones se
encuentran Boxcar Bertha, de Ben Reitman, y Utopies pirates, de Peter
Lamborn Wilson. También es autor de un libro ilustrado sobre la
revolución española, Le rêve en armes.
Pepitas de calabaza ed., Logroño 2012
120 págs. Rústica 17x12 cm
ISBN 9788494029646
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