Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, mayo 11

¿A qué aspiramos?

No aspiramos a formar parte de una vida de miseria con una rutina marcada por el yugo del trabajo asalariado, ni a malvivir con un mísero salario, siempre con la candente amenaza de perder nuestro empleo y nuestro sustento. No queremos una vida precaria tampoco en lo social: rechazamos de pleno las válvulas de escape de ocio dirigido y alienante que el Sistema nos ofrece, ya sea la televisión, el alcohol u otras drogas. No aspiramos a llenar el vacío de nuestras vidas con el consumo de un ocio impuesto.

Tampoco aspiramos al viejo y caduco sueño de una paulatina mejora de nuestro status social mediante el estudio, el consiguiente "buen empleo" y regodearnos en una intelectualidad vacía de contenido. Primero, porque no nos conformamos con ese alienante tipo de vida donde seamos una pieza más del engranaje del "bienestar", donde el consumo intelectual y la rutina del trabajo asalariado nos reduzca a correctos ciudadanos biempensantes que como signo de autocomplaciencia crean ser personas con conciencia social votando a este o al otro partido de izquierdas. Segundo, porque ese modelo de vida está en crisis. El supuesto "bienestar" vendido a bombo y platillo por la socialdemocracia ha dejado de ser rentable para la clase dirigente. El número de excluidos de ese "bienestar" crece a pasos agigantados desde hace años y los "marginados" empiezan a dar muestra de de su descontento tal y como demuestran los brotes de rebelión en los suburbios franceses, por poner un ejemplo. Ha sido a partir de esta última crisis del Capital donde ha quedado patente la pérdida de interés de la burguesía en mantener adormecida a la clase trabajadora mediante el "bienestar". Las últimas reformas impuestas a los trabajadores son la materialización de esos ataques y no es difícil atisbar que la cosa no va a quedar ahí. La "clase media" solo tiene dos opciones: o asumir su condición de clase trabajadora y plantar cara a la clase burguesa o agarrarse a un mundo en ruinas que constituyó el letargo en el que fue sumida.
Tampoco aspiramos, pues, a mantener ese viejo sistema o a luchar por mantener algo que resulta insostenible: la conciliación entre dos clases antagónicas, proletariado y burguesía. Asumimos nuestra condición de oprimidos y explotados. Nuestra lucha no puede quedarse en la obtención de estériles mejoras, ha de atacar a la raíz del problema: la autoridad y la propiedad privada, pilares básicos en los que la burguesía se apoya. Y será solo mediante la aniquilación de esos pilares cuando consigamos la construcción de una sociedad nueva, una sociedad libre e igualitaria constituida por hombres y mujeres libres: la anarquía.
Para la consecución de ese fin tenemos que partir de una premisa: nuestros medios han de ser coherentes con nuestros fines. No podemos aspirar a una sociedad horizontal e igualitaria y en nuestra vida cotidiana tener comportamientos autoritarios, creer que somos superiores a los demás y que en base a ello tenemos derecho a decidir sobre la vida de nuestros iguales. Lo mismo podemos decir de nuestras propias organizaciones: tenemos que combatir cualquier signo de verticalidad que pueda surgir en nuestras estructuras organizativas. Cualquier síntoma de dirigentismo o autoritarismo, por pequeño que sea, ya está contaminando los fines que perseguimos.
Aspiramos al comunismo libertario, orden económico y social mediante el cual los trabajadores organizan la sociedad anárquica siguiendo una premisa: "de cada cual, según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades". La sociedad comunista libertaria, basada en la libre federación de personas (productoras o no) organizadas en comunas o colectividades, producirá según necesidades reales de dichas personas y no según las leyes del mercado, quedando el salario, origen de la desigualdad y de la plusvalía, eliminado.

Contra la esclavitud del trabajo asalariado,

Por el comunismo libertario.

Federación Ibérica de Juventudes Anarquistas

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