jueves, octubre 31
lunes, octubre 28
¿Debe dejar de ser festivo el 12 de octubre?
viernes, octubre 25
¿Quién financia el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino?
Se cumple un año del 7 de octubre y el genocidio perpetrado por Israel se ha cobrado la vida de más de 41.500 gazatíes. El ejército israelí ha asesinado más niñas y niños que las muertes producidas en cualquier otro conflicto armado reciente. Y mientras esto sucede, un puñado de empresas armamentísticas occidentales experimentan un dramático ascenso en sus beneficios y valores bursátiles.
El Centre Delàs d’Estudis per la Pau ha analizado las principales exportaciones de armas a Israel en los últimos diez años, además de analizar y documentar casos en los que se han usado armas y municiones concretas, el número de víctimas que han causado y las empresas que las han fabricado y transferido al ejército sionista. Como resultado han publicado el informe «La banca armada y su corresponsabilidad con el genocidio de Gaza«, que revela que hasta 12 entidades financieras españolas han financiado de una forma u otra a empresas armamentísticas que proveen armas y municiones al Estado de Israel (ya sea prestando dinero a las empresas mediante líneas de crédito y préstamos corporativos, o mediante la suscripción de bonos o la compra de acciones, lo cual les permite formar parte de la junta directiva de estas entidades). Entre el listado de financiadoras se encuentran bancos como CaixaBank, Ibercaja o Banca March, pero los que más destacan son Banco Santander y el BBVA. De los 4.188 millones de dólares que tienen comprometidos estas 12 entidades, 4.000 millones de dólares han sido facilitadas por estas dos. Financian empresas como la italiana Leonardo (que fabrica los proyectiles M830A1 de 120 mm lanzados por los tanques israelíes), las estadounidenses General Dynamics (que manufactura los kits JDAM y bombas GBU) y Boeing y la alemana Rheinmetall, entre otras.
Por su parte, el Gobierno del PSOE y Sumar, pese a que pide un alto al fuego en Gaza y hace gestos vacíos a favor del Estado palestino, no para de hacer negocios armamentísticos con Israel. Tanto mediante la venta (por ejemplo, vendió municiones a Israel por valor de 987.000 euros en noviembre de 2023) como mediante la compra de armas (ha destinado 1.027 millones de euros a comprar armamento a Israel desde el 7 de octubre, viéndose Elbit Systems, una de las compañías israelíes que más se lucra con la ocupación, como una de las grandes beneficiadas). Desde el año 2000, el Estado español ha vendido armas a Israel por valor de 139 millones de euros.
Tenéis mucha más información sobre estos sucios negocios en El Salto, eldiario.es y Público, gracias al trabajo de periodistas como Olga Rodríguez y Santiago Reviejo y de economistas como Yago Álvarez Barba, que han desgranado las conclusiones del informe realizado por el Centre Delàs.
En definitiva, Estados, empresas y banca hacen negocio con el genocidio. Y esto, unido a los valores del supremacismo y colonialismo occidental, supone una de las razones por las que nadie lo va a parar.
La campaña «Fin al comercio de Armas con Israel» lucha por poner fin a estos negocios manchados de sangre. Tenéis más información sobre la misma en la web de Fin del Comercio de Armas con Israel
martes, octubre 22
Mitos
La neutralidad no existe.
Son los padres.
El crecimiento perpetuo no existe.
Son los padres.
La tecnología salvadora no existe.
Son los padres.
Los padres no existen.
Son las madres.
José María López Medina. En: Voces del Extremo: Poesía y resonancia. Ed. La tortuga búlgara, 2024
sábado, octubre 19
Banal o no, maldad al fin y al cabo
Como es sabido, y si no ya lo explico yo, Hannad Arendt cubrió durante cuatro años (1961-1964), para The New Yorker, el juicio contra el criminal nazi Adolf Eichmann, uno de los responsables de la deportación y exterminio de infinidad de personas, que había sido secuestrado y encarcelado por el Estado de Israel. El libro resultante de aquello, Eichmann en Israel. Informe sobre la banalidad del mal, llevó a un considerable revuelo hasta el punto de que aquella valiente mujer fuera atacada, considerada enemiga de los judios (perteneciendo ella misma a dicha etnia, tiene bemoles) y etiquetada poco menos que de filonazi. Veamos qué quiso expresar esta importante filósofa con dicha obra y tratemos de encontrar una explicación, aunque sea estremecedora, para los muchos horrores que perviven bien entrado el siglo XXI. Arendt no encontró en Eichmann ninguna encarnación del mal con mayúsculas, sino un tipo mediocre, un burócrata incapaz de pensar que cumplía órdenes, y por lo tanto alguien que había acabado renunciando a su condición de ser humano. El concepto que desarrolló Arendt debería ser considerado hoy en día primordial para juzgar, no solo los sistemas totalitarios, también cualquier forma de dominación, entender cómo tanta gente se muestra igualmente incapaz de pensar y acaban convertidos en una suerte de discapacitados intelectuales que se dedican a repetir lo que dicen otros o, en el peor de los casos, a llevar a cabo acciones terribles.
Arednt dedicó gran parte de su obra a estudiar los sistema totalitarios en los que las personas corrientes se convierten en meros funcionarios en el peor sentido, en piezas de una maquinaria que se mueve externamente hasta el punto el punto de que no tienen opción para dejar de cooperar con el mecanismo, por muy terrible que sea. Y no pueden dejar de formar parte el engranaje, ya que es posible que consideren que es peor para el conjunto dejar de cooperar. De acuerdo, la explicación parece plausible para el totalitarismo, pero es posible que dicha lógica funcione igualmente en otros sistemas estatales, incluso en aquellos que se dicen legitimados por la voluntad popular. Recordaremos que Israel es una democracia, algo que hoy en día los inicuos palmeros de los crímenes cometidos diariamente en Gaza por el Estado israelí se afanan en repetir. ¿Tal vez el Estado democrático tienda también hacia una forma de totalitarismo y se acabe justificando toda atrocidad cometida en su nombre? Ahí lo dejo caer para, al menos, tratar de buscar alguna explicación ante tanta indiferencia hacia el mal. Arendt, además, diferenciaba entre la dictadura, donde los gobernantes llevaban a cabo crímenes de forma consciente, y los sistemas totalitarios, donde el horror no era percibido siempre como tal por las personas que lo llevaban a cabo.
Es posible que los sistemas totalitarios, tal y como los vivió Arendt en su tiempo, tiendan a extinguirse, pero seguimos formando parte de un engranaje perverso de una u otra manera. Me interesa especialmente, más necesaria que nunca en la actualidad ante la estupidez reinante, esa invitación hacia la reflexión profunda y la autocrítica, algo que debería llevarnos a no realizar determinadas acciones para no cooperar, ni convivir en la medida de lo posible, con el crimen. Lo sé, complicado dando el sistema político y económico que sufrimos y del que todos estamos impregnados, pero siempre se puede, recordando también al bueno de Albert Camus, pulir un poco nuestra conciencia, aunque eso suponga cuestionarnos a nosotros mismos, y decir no ante muchas de las injusticias imperantes. El pensamiento de Arendt, además, es de gran actualidad también en esta época, que algunos llaman posmoderna, al señalar ya en su momento que no existen reglas universales fiables a nivel moral, ya que eso podía conducir al terrible dogmatismo en nombre del que se siguen haciendo las mayores barbaridades, en hablar de cierto relativismo y en rechazar toda abstracción para insistir en la realidad concreta. Y es que es necesario salirse de todo orden establecido, abundar en el pensamiento para, sí, llegar a un juicio de valor sobre el mundo que sufrimos. Y lo dice un ácrata de tendencias nihilistas.
miércoles, octubre 16
Juventud
“Leo, con una mezcla de rabia y de pena, el desalojo del centro social Casablanca, en el barrio de Lavapiés de Madrid. Hace tres días pasé allí una tarde agradable, comí unas estupendas tortas de verdura y me senté rodeada de jóvenes que hablaban, reían y se relacionaban en un ambiente tranquilo y distendido. En el patio interior se oía música, algo parecido a jazz, a un volumen que no ponía en peligro los tímpanos ni el sistema nervioso.
Soy maestra de la escuela pública, tengo 53 años, y me pregunté ¿pero estos chicos y chicas de dónde salen? Hablan de arte, de música, de ecología, de política, de cine, de literatura; montan talleres de huerto, de yoga, de bicis, de baile. Son la juventud soñada y conseguida, son los jóvenes que hacen que cualquier maestra se sienta orgullosa, sienta que merece la pena continuar, que no todo está perdido, que esa energía y fuerza de la juventud dará frutos en la construcción de un mundo mejor y más justo.
Quiero soñar que ocuparán otros espacios y que serán cada vez más los jóvenes que lucharán contra este sistema injusto, gris y falso al que nuestras autoridades quieren llevarnos. Quiero dar las gracias y el apoyo a estos sabios jóvenes que me enseñan el camino más recto hacia la libertad.”
Carta al director de una persona en un periódico cualquiera
domingo, octubre 13
Nadja
Autor: André Breton. Alianza Editorial, 2006 [1928]. Páginas: 256.
Recomendar Nadja (1928), de André Breton, puede ser tan arriesgado como necesario. El riesgo aparece, para empezar, debido a su canonicidad, que la ha hecho propensa a la petrificación y mortificación mercantil como objeto cultural oficial y que lo ha secuestrado en el espacio políticamente neutralizador del «clásico moderno». La necesidad tiene tanto que ver con recuperar una lectura que haga justicia a una de las experiencias literarias más radicales de siglo XX tanto como con la actualidad de una escritura que se implica como pocas en la ejecución de una cotidianidad revolucionaria. La novela, que orbita en torno a un fortuito y turbulento contacto entre el narrador y una enigmática joven llamada Nadja, pone en juego de forma sobrecogedora algunos de las cuestiones más importantes del surrealismo: la posibilidad de la irrupción de lo súbito, inesperado o maravilloso en la vida cotidiana, el “encuentro” como quiebra del tejido experiencial, la inestabilidad de las categorías positivistas de “realidad” o la subyacencia de una vida psíquica y desiderativa no aparente que es posible experimentar y representar intermitentemente. El texto, fabricado de la urdimbre heterogénea del diario, el poema en prosa, el autoanálisis onírico o el ensayo antipsiquiátrico y contra el trabajo asalariado, no deja de intentar devolver su verdadera problematicidad al contacto con el otro, violento y traumático al resquebrajar las condiciones narcisistas y anestesiantes de la vida capitalista. El amor es en Nadja el acontecimiento súbito de un auténtico apocalipsis personal, en el que la experiencia queda abierta a una relación dialéctica en la que el día a día moderno dejan ver su envés inestable. El fracaso, por lo demás, por la que este amor está tocado -desde el comienzo oscilando entre la pesadilla y la locura- no tiene tanto que ver con una herencia romántica mal entendida sino con el reconocimiento irrenunciable de las orillas de unas condiciones materiales que modulan la posibilidad de su éxito. Si el surrealismo se encargó de afirmar que el amor debe ser a la vida cotidiana lo que la revolución a la historia, Breton no se olvida de señalarnos en Nadja que sin la lucha por esta aquel solo podría ser experimentado en los términos negativos de lo elusivo o lo frustrado. Quizás una de las mayores virtudes de esta novela sea la de mostrar la vida cotidiana en una imagen unificada con la lucha por su crítica y su transformación, tratando de hacer evidente «que el más allá, todo el más allá, se encuentra en esta vida».
jueves, octubre 10
Hegel de vacaciones
El fin del mundo ya llegó
pero viene en episodios.
Uno se llama Titanic, en él se hunde el mundo
pero la orquesta sigue tocando,
la derecha promete crecimiento infinito,
la publicidad dice no te conformes con menos,
la propaganda comenta que lo mejor está por venir,
la gente va al gimnasio, hace yoga
y se recupera la venta de automóviles y smartphones.
Otro se titula El dinero manda,
un musical para que el corazón lata al ritmo del capital
que justificará la desaparición de ecosistemas
la explotación de las personas,
y el exterminio de las especies.
El tercero se llama Cuatro Gatos,
y enseña a despreciar a ecologistas, anticapitalistas,
decrecentistas, anarquistas y animalistas.
El tercero se llama Enterprise
y promete el traslado a Marte
el día que terminemos de destruir
lo que será imposible reconstruir en ninguna otra parte.
El cuarto es Zombis Nazis
y plantea la necesaria eliminación del 99%
para la supervivencia del 1%,
de momento es un gran éxito
y apenas hay gente en desacuerdo
pues todos nos consideramos dentro del 1%
que se salvará.
El quinto será Corazón y enseñará
todos los atributos del posthumanismo en ciernes:
irresponsabilidad, infantilismo, apoliticismo,
consumismo e inmoralidad.
El sexto será ¡Entre fieras!
y en él los pobres serán castigados por inadaptados
e ineficientes de cara a su necesaria eliminación.
El séptimo será Raíces, para aceptar la división biológica
de amos blancos y siervos de razas inferiores.
El octavo será Tendido 0,
para combatir el sufrimiento animal
con tradición, cultura y arte de la tauromaquia.
El noveno será El Dorado,
para naturalizar la depredación de las riquezas del Tercer Mundo
y la eliminación de las comunidades nativas
por primitivas y atrasadas.
Y entre medias, repetirán ¿Todo bien?,
para bloquear cualquier síntoma de malestar
cuando haya que saludar a alguien
en este tiempo donde nada va bien.
lunes, octubre 7
Refugio
Pedro Sáez Serrano
«EL EVEREST SE HA CONVERTIDO EN UNA METÁFORA DEL MUNDO. ME INTERESABA CUANDO ERA UNA ALTERNATIVA»
Después de siete años trabajando como guía de montaña en el Nepal, David Abós regresa al pueblo familiar de Asomo, en el Pirineo, donde inicia una nueva vida al frente de un pequeño refugio de montaña.
Durante sus años en Asia, David se ha convertido en un escalador de primer nivel, cumpliendo de ese modo sus más acuciantes sueños juveniles.
Sin embargo, oscuras razones parecen empujarle ahora a rechazar cualquier ambición deportiva, y refugiarse como un ermitaño. A lo largo de la historia se van revelando las causas que han provocado en él esta transformación, entre las que se encuentran desgarros personales pero también la evidencia de que el alpinismo, a diferencia de lo que David sostenía en sus años ingenuos, no es un ámbito ajeno a la creciente mercantilización de la vida y el mundo.
La vuelta al hogar, a una posible vida amable y retirada, lejos de ser una solución a su desencanto, supone la prolongación de conflictos equivalentes a los dejados atrás, cuyo inesperado enconamiento empujarán a David a tomar decisiones arriesgadas.
Un libro de montaña y aventura, también una reflexión sobre las funciones que tanto el alpinismo como la literatura pueden jugar en nuestro mundo, alejado quizá para siempre de cualquier noción de refugio. Y un canto apasionado a las montañas, los Pirineos y los sueños de la infancia que permanecen para siempre en el alma.
viernes, octubre 4
Las sublevaciones de la tierra
Hablamos con Adrián Almazán, autor del prólogo del libro 40 voces por
las sublevaciones de la tierra. Abecedario para desarmar el colapso
ecosocial,
publicado por Virus
https://viruseditorial.net/ca/libreria/sublevaciones-de-la-tierra/
Un libro escrito por múltiples voces, como múltiples son los
colectivos que componen este movimiento que lleva, desde hace un par de
años, en Francia, multiplicando sus acciones (ocupaciones de tierras,
sabotajes, etc) contra los proyectos del capitalismo ecocida.
Con Adrián hablaremos de la naturaleza del movimiento, quiénes los
componen, cómo funcionan, qué tipo de acciones realizan, la represión
sufrida...
linternadediogenes@gmail.com
martes, octubre 1
Israel extiende el genocidio a Cisjordania y Líbano
“Nuestro mensaje a los vecinos más allá de la valla, en Tulkarem, Nur al-Shams, Shawika y Qalqilya: los convertiremos en ciudades en ruinas como en la Franja de Gaza si continúa el terror contra los asentamientos” – Bezalel Smotrich, Ministro de Finanzas de Israel, a finales de mayo.
Se cumple un año del 7 de octubre, fecha en la que Hamás y la Yihad Islámica cruzaron el muro y lanzaron la Operación Inundación Al-Aqsa como venganza contra 75 años de brutal ocupación israelí y su régimen de apartheid. Israel respondió con una campaña de bombardeos, matanzas indiscriminadas e invasión terrestre que se ha cobrado, hasta la fecha, la vida de 41.252 personas (más de 21.000 son niños) y ha dejado más de 95.000 heridos y 10.000 desaparecidos. Además, 1,9 millones de personas se han visto forzosamente desplazadas de sus hogares.
A la vista de estos preocupantes datos –que se limitan a lo ocurrido en Gaza– llevamos un año informando sobre el genocidio que se está perpetrando en la Franja. Sin embargo, más allá de Gaza, Israel va sembrando muerte y destrucción en lugares como Siria, Yemen, El Líbano y Cisjordania. Nos hemos propuesto abordar lo que está pasando en algunos de estos lugares, pero para ello debemos empezar con un brevísimo resumen histórico si queremos entender cómo hemos llegado a este punto.
Breve historia de Cisjordania
En 1948 la ONU asumió las reivindicaciones del movimiento sionista y dio el visto bueno a la fundación del Estado colonial-occidental de Israel sobre el territorio, hasta entonces bajo control británico, conocido como Palestina. Su acto inaugural fue la Nakba o catástrofe, la expulsión de 700.000 palestinas de sus hogares –la mayoría de las cuales se asentaron en Jordania, Gaza y Cisjordania– y la destrucción de varias aldeas a manos de distintas milicias. Desde entonces, en Cisjordania viven tres millones de personas, la mayor concentración de palestinas en un único lugar del mundo.
Durante décadas se produjeron tensiones entre Israel y los países vecinos, que en 1967 desembocaron en la Guerra de los Seis Días. Después de que Israel derrotara a Egipto, Siria y Jordania, ocupó los territorios palestinos –los cuales habían sido asignados por la ONU al pueblo palestino– de Cisjordania y Jerusalén Este. Inmediatamente, comenzaron los asentamientos (ilegales según la Convención de Ginebra) y las tensiones continuaron aumentando.
En 1993, la OLP de Arafat y el Estado de Israel firmaron los Acuerdos de Oslo, en un intento de sellar la paz a cambio de traicionar la causa palestina y aceptar la existencia del Estado colonial. A cambio, las autoridades palestinas podrían ejercer algún tipo de control sobre sus territorios y las fronteras volverían a la configuración anterior a 1967. En la práctica, Israel nunca ha cumplido los compromisos alcanzados, ni tiene intención de hacerlo, ya que su fin último es la limpieza étnica, la desaparición de Palestina y el supremacismo judío. De hecho, Yitzhak Rabin, el primer ministro israelí que firmó los Acuerdos, fue asesinado por un sionista extremista (considerado un héroe por muchos colonos), que entendió que cualquier intento de firmar la paz con Palestina era una humillación para Israel. En la actualidad, el Estado sionista mantiene el control total del 67% de Cisjordania (la Autoridad Nacional Palestina solo gestiona algunas ciudades como Nablus, Yenín, Ramala, Belén, Tulkarem, Qalqilya, Jericó y parcialmente Hebrón) y los asentamientos de colonos no solo no han desaparecido, sino que año tras año siguen aumentando. Además, Israel ha desplegado puestos militares por toda la región, ha instaurado un régimen de apartheid y controla las principales vías de circulación e infraestructuras básicas como pozos de agua o terrenos agrícolas.
Actualmente hay más de 700.000 colonos israelíes viviendo en los territorios palestinos ocupados, distribuidos en 279 asentamientos. Israel se lava las manos con la cuestión, argumentando que no los puede controlar y, cuando ya se han asentado, los legaliza y protege militarmente. Solo en los últimos diez años, hasta 200.000 colonos se habrían establecido en Cisjordania, un aumento del 40%. Algunos de los arquitectos del genocidio en curso se han criado en estos asentamientos, como los ministros Gvir y Smotrich.
En el año 2002, Cisjordania quedó sitiada por un muro. Esta barrera separa físicamente a familias enteras y miles de personas se ven obligadas a pasar un punto fronterizo a diario, con sus cacheos e identificaciones, para ir a trabajar, a comprar, al hospital, etc. Desde 2022, además, hay ciudadanas que necesitan permisos especiales para vivir en sus propios hogares. El muro es parte fundamental de la estrategia de apartheid, ocupación y cerco a la población palestina y fue declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia en 2004, que también ha declarado ilegales los asentamientos y el régimen de apartheid, pero la comunidad internacional hace caso omiso, no corta relaciones con Israel y sigue vendiéndole armas. En julio de 2024, 150 estados votaron a favor de condenar el muro, 10 se abstuvieron y solo Israel y EEUU se manifestaron en contra de hacerlo.
Ataques israelíes en Cisjordania
La Operación Inundación del 7 de octubre de 2023 se explica, en parte, por los eventos ocurridos en los meses previos en Cisjordania. El gobierno de Netanyahu había aprobado construir 13.000 nuevas viviendas en ese territorio y los ataques de colonos iban en aumento: quema de viviendas de familias palestinas, echar cemento a pozos, acoso y agresiones a agricultores, tala de olivos, etc. todo ello ante la pasividad y, en ocasiones, colaboración del ejército. La violencia desplegada por los colonos contra la población local es salvaje… Al final, el supremacismo sionista es pura violencia y racismo.
Desde principios de 2024, en plena campaña de bombardeos en Gaza, las autoridades israelíes han emitido cuatro anuncios (el último en julio) para convertir tierras palestinas privadas en tierras estatales. A finales de junio, el New York Times publicó un audio en el que se escuchaba al ministro Smotrich dirigirse a un grupo de colonos e informar que el Gobierno de Israel estaba preparando “actividades sobre el terreno para convertir Judea y Samaria [un término israelí para la Cisjordania ocupada] en una parte integral del Estado de Israel. […] Estableceremos la soberanía primero sobre el terreno y luego a través de la legislación. Tengo la intención de legalizar los asentamientos jóvenes”.
Era evidente que Israel preparaba una operación militar gorda en Cisjordania, que se manifestó el pasado mes de agosto. El día 28, este territorio ocupado vivió una de sus jornadas más violentas, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron lo que denominaron ‘operación antiterrorista’ y asaltaron, simultáneamente, por tierra y aire, al menos cuatro ciudades palestinas y varios campos de refugiados cercanos. Se trató del mayor ataque contra esta región palestina en las últimas dos décadas, cobrándose al menos 10 vidas. Paralelamente, las fuerzas de Israel cercaron completamente una de las principales urbes de Cisjordania, Yenín, bloqueando el acceso de las ambulancias y cortando el suministro eléctrico. Según datos del Ministerio de Sanidad palestino, en lo que va de 2024, al menos 310 personas han sido asesinadas en Cisjordania por fuego israelí, medio centenar de ellas, menores de edad. Y si calculamos el número de asesinadas desde el 7 de octubre del año pasado, estamos hablando de más de 650 palestinas muertas en incidentes violentos con tropas o con colonos. 147 eran niños.
Estos ataques coincidieron con un llamamiento del ministro de Exteriores, Israel Katz, a comenzar la evacuación de la población palestina de Cisjordania. «Se trata de una guerra en todos los sentidos. Necesitamos abordar la amenaza [terrorista] exactamente como abordamos la infraestructura terrorista en Gaza, incluida la evacuación temporal de civiles palestinos y cualquier otra medida necesaria«, tuiteó. Resulta evidente que los llamamientos a evacuar civiles palestinos no se debe a una preocupación por su bienestar, sino a un intento de profundizar en la limpieza étnica y apropiarse de sus tierras. Según la ONG Peace Now, que documenta la colonización de las tierras palestinas, en lo que va de 2024, los colonos israelíes han ocupado 23 kilómetros cuadrados más de tierra palestina. Se trata de la mayor incautación desde la firma de los Acuerdos de Oslo.
La presencia de Hamás en esta región es inexistente, pero eso no ha impedido que las palestinas hayan caído víctimas de la misma maquinaria de exterminio que opera en Gaza; porque el objetivo no es la organización islámica, sino el pueblo palestino.
Muy significativo está siendo también el bloqueo informativo que está llevando a cabo Israel. Hasta la fecha, ha asesinado a 168 periodistas en Gaza (más del 35% del sector) y el pasado 22 de septiembre clausuró las oficinas de Al Jazeera en Ramala. Probablemente sea la antesala a un recrudecimiento de sus operaciones.
Ataques israelíes en Líbano
El genocidio que Israel está perpetrando en Gaza desde hace un año llevó a Hezbolá y a otros muchos grupos del denominado Eje de la Resistencia a lanzar ataques contra los intereses israelíes y estadounidenses en la región. Éstos han servido como excusa para propiciar el ensanchamiento del conflicto que varios altos mandos sionistas llevaban años pidiendo. Por ejemplo, antes del 7 de octubre de 2023, varios altos cargos de la política israelí reivindicaban una guerra abierta contra Irán y aplaudieron la decisión de Trump de revertir el acuerdo nuclear que había firmado Obama.
En los últimos meses Israel se ha atrevido a atacar objetivos en Yemen e Irán, asesinar al líder de Hamás, cortar accesos terrestres imponiendo un férreo bloqueo en Gaza o a lanzar incursiones armadas en Cisjordania. Todo sin que Occidente haga nada por evitarlo, más allá de algún tibio llamamiento a la contención.
Por otro lado, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, lleva pidiendo una invasión del Líbano desde el mes de noviembre de 2023, con el pretexto de expulsar a Hezbolá del sur del país. A lo largo de 2024, viendo la nula disposición de Hezbolá a responder de manera que escalase el conflicto, Israel no ha parado de cruzar líneas rojas: asesinatos selectivos de militantes de alto rango, ataques aéreos transfronterizos en el sur de Líbano, bombardeos en Beirut, sabotajes de las capacidades de Hezbolá y, a mediados de septiembre, la detonación simultánea de miles de buscas y walkie talkies (que dejaron decenas de muertes y centenares de heridos) y bombardeos en el barrio de Dahiya.
El 23 de septiembre los bombardeos mataron a más de 500 personas en Líbano, el día más mortífero del país desde el año 2006. Las bombas supuestamente se dirigieron contra unos edificios donde se encontraba reunida la cúpula de la importante fuerza Radwan de Hezbolá (liderada por Ibrahim Aqil, que perdió la vida) y a un total de 1.300 objetivos, pero también se produjeron numerosas muertes de civiles y de personas no vinculadas con Hezbolá.
En el momento en el que escribimos estas líneas Israel está preparando una invasión terrestre de Líbano y probablemente ya haya comenzado cuando nos leas. “Nunca más los judíos se esconderán de los monstruos”, anunció Netanyahu, que ha ordenado la evacuación de las vastas zonas al sur del río Litani y del valle de Bekaa, lo cual muestra que las operaciones planeadas son muy ambiciosas.
La estrategia de Israel apuesta por la doctrina del castigo colectivo —de nuevo, un crimen de guerra tipificado por el derecho internacional, pero a estas alturas a quién le importa eso ya—: los civiles que no abandonen sus hogares y permanezcan en ellos serán tratados como combatientes enemigos. Se están siguiendo en Líbano, por tanto, estrategias similares a las que se llevan a cabo en Gaza. Ya ha comenzado la exigencia de evacuación de la población libanesa a “lugares seguros” hacia el norte y centro del país, con la promesa de Netanyahu de que podrán regresar a sus hogares cuando se haya destruido a Hezbolá. Algo difícil de creer tras un año de genocidio que nos ha mostrado que la destrucción en Gaza no ha logrado eliminar a Hamás pero sí ha demolido la infraestructura civil palestina, mientras se habla de una nueva colonización en la Franja. ¿Ocurrirá lo mismo en el sur de Líbano?