domingo, diciembre 15

Salvajes


 


De niño nos llevaban al zoo

para que viéramos que se podía vivir en una diminuta jaula,

sin libertad, pero con agua y comida,

 

igual que el jilguero del vecino,

igual que los peces del dentista,

igual que las gallinas

o los cerdos de la granja de engorde,

 

igual que nosotros en la escuela.

 

Nos hablaron con desprecio del lobo,

de la salamanquesa, de la lombriz y el topo,

porque nuestra civilización odia lo que no se somete,

 

pero Madre Gaia está empezando a romper los barrotes

con los que hemos pretendido mantenerla atada

y promete a todos los animales no humanos que,

sin nosotros, la vida volverá a ser una fiesta

sobre la Tierra.



Antonio Orihuela. El fuego desde el otro lado. Ed. La tortuga búlgara, 2024

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