Ernesto Sabato, anarquismo entre sombras
Sensible a los problemas de las clases sociales más humildes, en
el siguiente artículo destacamos al Sabato anarquista, ideología que
abrazó al comienzo y al final de su vida.
“¡Yo soy un anarquista! Un anarquista en el sentido mejor
de la palabra. La gente cree que anarquista es el que pone bombas, pero
anarquistas han sido los grandes espíritus como, por ejemplo León
Tolstoi”.
Sin duda esta declaración póstuma suya nos da la
clave del pensamiento libertario en la vida y obra de Ernesto Sabato. No
se puede decir que fuera el anarquista clásico, el militante que
durante su vida se ve inmerso en numerosas luchas en pro del ideal
anarquista.
El anarquismo de Sabato era más bien de carácter
humanista, más concretamente, anarcocristiano, de la rama tolstoiana. En
dos de sus obras podemos contemplar con mayor claridad su experiencia y
relación con los anarquistas argentinos. Ya en su libro “Sobre héroes y
tumbas” (1961), una de las novelas claves de la literatura del siglo
XX, hace alusión a la lucha de los anarquistas como Severino Di Giovanni
y el debate en los círculos libertarios entre los partidarios de la
violencia y los que no. En “Antes del fin” (1998), sus memorias,
recuerda en varios pasajes sobre su vinculación con el anarquismo:
“De
ese tiempo [nota de la redacción: con 16 años cuando comenzó a
vincularse con los grupos anarquistas], recuerdo las manifestaciones del
Primero de Mayo, una conjunción de protesta y a la vez de profunda
tristeza por los mártires de Chicago. Eterno funeral por modestos
héroes, obreros que lucharon por ocho horas de trabajo y que luego
fueron condenados a muerte: Albert Parsons, Adolf Fischer, George Engel,
August Spies y Louis Lingg, el de veintitrés años que se mató haciendo
estallar un tubito de fulminato de mercurio en la boca. Los cuatro
restantes fueron ahorcados. Posteriormente, la investigación probó que
eran inocentes de la bomba arrojada contra la policía. Estos obreros
declararon estar orgullosos de su lucha por la justicia social y
denunciaron a los jueces y al sistema del cual ellos eran típicos
representantes. Hasta el último momento no renegaron de sus
convicciones. Muchos años después, el gobernador reconoció la inocencia
de estos hombres, y se levantó un monumento, la Tumba de los Mártires.” “También
se organizaban entonces marchas por el general Sandino y por los nobles
y valientes Sacco y Vanzetti. Las manifestaciones congregaban a unos
cien mil obreros y estudiantes, unos bajo la bandera roja de los
socialistas, y los anarquistas bajo la bandera rojinegra. En todo el
mundo se hicieron protestas en solidaridad por aquellos dos mártires del
movimiento, condenados a muerte por un crimen que no cometieron. Al
igual que con los obreros de Chicago, los tribunales norteamericanos
debieron reconocer su inocencia. Hasta el momento mismo en que fueron
salvajemente atados a la silla, declararon su inocencia".
Etapas oscuras
Sin
embargo, también hay que repasar las sombras en su pensamiento y
actitudes. Una de esas sombras es la distinción que realiza entre
anarquistas buenos y malos. Sin duda Sabato toma partido cómodamente por
aquellos anarquistas de espíritu pacífico y no duda en demonizar a
quien en algún momento toma partido por la violencia. No solamente es
eso, sino que también en ocasiones cae en el error de asumir ciertos
tópicos y falsos argumentos como es el caso de aquellas ocasiones que se
refirió a la FAI española o a la actitud de Severino Di Giovanni. Este
último caso provocó un enfrentamiento de por vida con el historiador
ácrata Osvaldo Bayer. La polémica vino porque Sabato en un momento de la
obra “Sobre héroes y tumbas” acepta la versión policial según la cual
Severino se aprovechaba de la lucha anarquista para quedarse con parte
del dinero que expropiaban, lo que Osvaldo, gran conocedor de la vida de
Severino, rechazó rotundamente y desmontó la teoría. Pero sin duda
alguna, la sombra más grande y alargada es la relación que mantuvo con
el general genocida Jorge Videla. Pongámonos en contexto: en el año
1974, María Estela Martínez de Perón sustituye a su difunto esposo en la
presidencia de la nación. Su gobierno se caracterizaría, entre otros
aspectos, por promover la conocida Triple A, una fuerza parapolicial
denominada como Alianza Anticomunista Argentina, la cual emprendió
acciones de hostigamiento a conocidos militantes de la izquierda, así
como la proliferación de secuestros, torturas y asesinatos. Tras una
gran convulsión interna, en 1976 se produce el golpe de Estado
encabezado por Videla, quien desataría una gran represión en la que más
de 30.000 personas desaparecieron.
Para dar una imagen de
normalidad al genocidio que se estaba cometiendo en esas fechas fue
clave la realización del Mundial de fútbol en 1978, como anteriormente
lo había sido el encuentro con la intelectualidad argentina, encuentro
en el que participó Sábato a los pocos meses de producirse el ascenso al
poder de Videla. Sus declaraciones justificando la dictadura hablan por
sí solas:
“El general Videla me dio una excelente impresión.
Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la
amplitud de criterio y la cultura del presidente”.
En 1978 justificaría ese encuentro y las declaraciones en alabanza a Videla de la siguiente forma: "La
inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas
Armadas tomaran el poder. Todos nosotros deseábamos que se terminara
ese vergonzoso gobierno de mafiosos". "Desgraciadamente ocurrió que el
desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que
los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con los medios de
un estado de derecho. Porque entre tanto, los crímenes de la extrema
izquierda eran respondidos con salvajes atentados de represalia de la
extrema derecha. Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los
mas infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes”. "Sin
duda alguna, en los últimos meses, muchas cosas han mejorado en nuestro
país: las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo
control".
Nuevamente Sabato demonizaría a los grupos de
izquierdas por utilizar la violencia hasta el punto de justifi car las
acciones de la Dictadura criminal. De esta forma se ganó el respeto de
la Dictadura y pudo vivir y escribir con total normalidad en su país
mientras otros como Bayer tuvieron que emprender camino hacia el exilio
por ver peligrar su vida y censuradas sus obras como “La Patagonia
rebelde”.
Paradojas de la vida, Sabato acabaría presidiendo en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).
Si. El Sábato político es muy controvertido pero el Sábato literato es magnífico!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo.
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